Sáb. 07 Junio 2025 Actualizado ayer a las 5:43 pm

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En el IV Foro Ministerial CELAC-China, fueron abordados los principales elementos en la relación de la región con la nación asiática (Foto: Florence Lo-Pool / Getty Images)
Presencia y vínculos geopolíticos con la CELAC

Trabajo especial: La apuesta estratégica de China en América Latina y el Caribe

Durante la reciente Cumbre Ministerial del Foro China-CELAC, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, pronunció un discurso que revela con claridad la hoja de ruta de China hacia América Latina y el Caribe: una agenda estratégica de largo plazo orientada a consolidar una comunidad de destino compartido.

En su intervención, Xi reafirmó el compromiso de Beijing con un marco de cooperación basado en la igualdad, el respeto mutuo y el beneficio compartido.

Desde sus primeras palabras, el mandatario chino imprim un tono cercano y simbólico al recordar que, tras diez años de existencia, el Foro China-CELAC ha evolucionado de ser un "retoño" diplomático a convertirse en "un árbol imponente", reflejo de la madurez alcanzada en esta relación.

Pero el mensaje no se limitó a la retórica, pues Xi también hizo una presentación concreta de resultados, prioridades políticas y nuevas líneas de financiamiento, inversión e infraestructura, que delinean el lugar central que América Latina ocupa en la estrategia internacional de China.

Señaló, por ejemplo, que gracias a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, ya se han implementado más de 200 proyectos de infraestructura entre China y la región, generando más de un millón de empleos.

Se detuvo en avances concretos como el puerto de Chancay en Perú, un nodo estratégico que ahora conecta América Latina con Asia a través del Pacífico.

También destacó que el comercio bilateral superó los 500 mil millones de dólares estadounidenses por primera vez el año pasado, lo que representa un crecimiento de más de 40 veces desde principios de siglo.

Agenda estratégica de cooperación

Luego, Xi articuló una agenda, resumida en cinco programas:

  1. Programa de Solidaridad. Promete que, en los próximos tres años, 300 miembros de partidos políticos de la CELAC serán invitados anualmente a China para intercambiar experiencias en gobernanza.
  2. Programa de Desarrollo. Compromete una línea de crédito de 66 mil millones de yuanes para apoyar proyectos en la región y fomentar la inversión china en sectores como infraestructura, energía, economía digital e inteligencia artificial.
  3. Programa de Civilización. Busca afianzar los lazos culturales mediante una Temporada de Arte Latinoamericano y del Caribe, proyectos conjuntos de arqueología y la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales.
  4. Programa de Paz. Por su parte, refuerza el respaldo de China a la región como Zona de Paz, con nuevos planes de formación policial, cooperación en ciberseguridad, lucha contra el crimen organizado y control de narcóticos.
  5. Programa de los pueblos. Busca la conexión social entre China y los latinoamericanos y caribeños, mediante planes de estudios avanzados, visado, turismo e intercambio directo entre poblaciones.

Uno de los anuncios más destacados fue la creación de una nueva línea de crédito por 66 mil millones de yuanes, equivalente a aproximadamente 9 mil 180 millones de dólares, destinada a financiar proyectos de infraestructura y desarrollo en los países miembros de la CELAC.

Lo significativo de este financiamiento no solo radica en su volumen, sino en que está denominado en yuanes, lo cual forma parte de una apuesta más amplia de China por promover la cooperación financiera regional al margen del sistema dolarizado.

En el ámbito de la infraestructura, China reafirmó su compromiso con nuevas inversiones en puertos, carreteras y proyectos energéticos.

La cooperación también se está expandiendo hacia sectores emergentes de alto valor estratégico. Beijing ha puesto especial énfasis en el desarrollo conjunto de tecnologías limpias, telecomunicaciones 5G, inteligencia artificial, economía digital y ciberseguridad.

Estas áreas no solo apuntan a modernizar las economías latinoamericanas, sino también a integrarlas más estrechamente a las cadenas de valor tecnológicas chinas, creando una interdependencia más sofisticada y duradera.

A pesar de algunos reveses, como la suspensión de proyectos específicos en Chile o el congelamiento de la participación de Panamá en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el compromiso chino se mantiene firme.

De hecho, países como Colombia han manifestado recientemente su intención de integrarse a dicha iniciativa, pese a presiones abiertas y directas de Washington. Esto sugiere una dinámica de interacción aún activa y adaptativa por parte de la región latinoamericana y caribeña y el gigante asiático.

En conjunto, estos anuncios recientes demuestran que China no solo está fortaleciendo sus vínculos con América Latina, sino que lo está haciendo de forma estructurada, diversificada y con proyección estratégica.

La República Popular se proyecta en la región como un socio estratégico de largo plazo que no solo afianza los vínculos existentes, sino que los repotencia con una visión integral y multisectorial.

La activación de nuevos programas de cooperación, el aumento de inversiones estratégicas y la diversificación de los vínculos –económicos, culturales, políticos y de seguridad– reflejan una clara intención de consolidar un eje China-América Latina con identidad propia, al margen de las presiones geopolíticas tradicionales.

Lo que indican las cifras

Las cifras expuestas en el informe del Parlamento Europeo del 25 de febrero de 2025 reflejan con claridad el reposicionamiento geoeconómico de China en América Latina.

Según el documento titulado "La creciente presencia de China en América Latina: implicaciones para la Unión Europea", la nación asiática se ha consolidado como el tercer actor más relevante en la región, superando a la Unión Europea (ver el siguiente gráfico) y situándose únicamente por detrás de Estados Unidos. Desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001, China ha intensificado su presencia mediante un robusto entramado de acuerdos bilaterales, cerca de mil hasta la fecha, que abarcan sectores estratégicos como minería, energía y agricultura.

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Los datos de la Unión Europea refieren el auge de China en la Impo/Expo con América Latina y el Caribe (Foto: Parlamento Europeo)

Uno de los motores clave de esta expansión es la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que desde 2018 se ha convertido en el principal canal para impulsar proyectos de infraestructura y cooperación económica en América Latina.

Una infografía publicada por Inter American Dialogue/Ruiyang Huang refiere las principales infraestructuras con financiamiento o inversión directa de China en la región.

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La nación asiática realiza imponentes financiamientos e inversiones en infraestructura en la región CELAC (Foto: Inter American Dialogue / Ruiyang Huang)

Sin embargo, estos datos no refieren otras grandes obras en las que participan empresas chinas, tal como es el caso del Metro de Bogotá, construido por China Harbour Engineering Company Limited (CHEC) y Xi'an Metro Company Limited (Xi'an Metro), con recursos entregados al gobierno de Colombia por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Conviene destacar que este ente multilateral, claramente dominado por Estados Unidos, ha sido objeto de controversia una vez que el Departamento de Estado norteamericano se opusiera al financiamiento del BID a esta iniciativa ejecutada por la nación neogranadina, de la mano de estas empresas chinas, lo cual refiere la magnitud del pulseo por Colombia como espacio geopolítico.

En otro orden de ideas, el comercio entre China y la región ha alcanzado cifras récord, con un volumen bilateral que superó los 500 mil millones de dólares en 2024, mientras que el país asiático se afianza como mercado prioritario para exportaciones latinoamericanas de cobre, soja, petróleo y gas.

China busca en la región latinoamericana y caribeña productos que consideran estratégicos, pero al mismo tiempo posicionan sus bienes y servicios, incrementando sus cuotas de mercado.

Tal como refiere el informe europeo, el desplazamiento de Estados Unidos como principal socio económico de la región es progresivo y notable.

Esto se podría explicar por la pérdida de capacidad industrial instalada en el país norteamericano, razones geopolíticas y el viraje de los países de la región en busca de relaciones más ventajosas.

La pandemia de covid-19 también propició el desarrollo y diversificación de los vínculos. El país envió a la región más de 300 millones de dosis de vacunas y casi 40 millones de suministros médicos, fortaleciendo su imagen como potencia solidaria y comprometida.

SudAmérica se destaca

En el año 2023, esta tribuna realizó una investigación centrada exclusivamente en Sudamérica con el objetivo de diagnosticar la evolución del comercio entre esta región y China, a través de un método comparativo que también consideró el comportamiento del intercambio con Estados Unidos.

Este análisis permitió visualizar un salto cuantitativo en la relación comercial suramericana con China, destacando el caso particular de Brasil, cuyo peso específico como motor económico e industrial ha sido determinante en la orientación de los flujos comerciales regionales.

El estudio tomó como punto de partida el año 2010, en el que ya se evidenciaba una consolidación progresiva de la política exterior china hacia América Latina, impulsada por antecedentes doctrinales clave como la publicación, en 2008, del primer documento oficial chino sobre América Latina y el Caribe, y la implementación en 2009 del Programa Piloto de Liquidación Comercial Transfronteriza del Yuan, cuyo fin era avanzar hacia la internacionalización de su moneda.

A partir de estos hitos, el año 2015 se identifica como un momento de inflexión en el comercio exterior de Sudamérica, al observarse el cruce de las curvas comerciales entre China y Estados Unidos, según los gráficos analizados.

Este cambio coincide con el reconocimiento del yuan por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) como parte de la cesta de monedas de los Derechos Especiales de Giro, lo que consolidó a la moneda china como divisa oficial junto con el dólar, el euro, el yen y la libra esterlina.

Ese mismo año tuvo lugar en Beijing la Primera Reunión Ministerial del Foro CELAC-China, que culminó con la adopción del Plan de Cooperación China-Estados Latinoamericanos y Caribeños (2015-2019), una hoja de ruta que profundizó la inserción regional dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Desde entonces, el ascenso de China en el comercio con la región suramericana se volvió más notorio y sostenido.

En contraposición, el análisis de los flujos comerciales entre Estados Unidos y América del Sur muestra una tendencia descendente desde 2014, con una caída aún más pronunciada durante el primer gobierno de Donald Trump. La imposición de sanciones unilaterales contra Venezuela, país clave por sus reservas petroleras, marcó un punto de inflexión en la relación económica con la región.

Esta merma en el intercambio también se relaciona con los efectos prolongados de la crisis financiera global de 2008, la cual tuvo a Estados Unidos como epicentro. A ello se sumaron factores como la disminución de precios de materias primas, la creciente competencia global en bienes y servicios y las nuevas facilidades financieras ofrecidas por China que, como ya mencionamos, se han materializado especialmente en la infraestructura asociada a la actividad comercial.

Desde 2016 en adelante, las exportaciones chinas a Sudamérica comenzaron a superar sistemáticamente a las de Estados Unidos. Esta ventaja se fue ampliando especialmente a partir de 2019. En lo que respecta a las importaciones, China ha mantenido una ventaja consolidada desde 2016, mientras que Estados Unidos experimentó un declive continuo desde 2018, sin lograr recuperar los niveles mínimos alcanzados desde ese año hasta al menos 2022.

Este patrón refleja un cambio estructural en los vínculos comerciales de la región, con una inclinación sostenida hacia el mercado y la inversión de China.

Su demanda de materias primas como soja, alimentos y petróleo ha favorecido ampliamente a la economía brasileña. En el caso del hierro, es vital para la industria del acero en China, mientras que el conflicto comercial entre China y Estados Unidos durante la administración Trump propició una reorientación del comercio agrícola hacia Brasil, en particular de la soja, consolidando su posición como proveedor estratégico.

Por otro lado, en este 2025 se celebra el vigésimo aniversario del primer tratado de libre comercio (TLC) entre China y un país de América Latina y el Caribe, un acuerdo pionero firmado con Chile en 2005.

Este hito marcó el comienzo de una nueva etapa en la relación birregional, caracterizada por una cooperación económica cada vez más estructural, diversificada y estratégica. Desde la entrada en vigor del acuerdo, el comercio bilateral entre ambos países se ha multiplicado de forma exponencial: pasó de aproximadamente 2 mil 300 millones de dólares en 2002 a 56 mil 910 millones de dólares en 2023, lo que representa un crecimiento de casi 25 veces en dos décadas.

Este impulso ha llevado a China a consolidar una red de acuerdos de libre comercio con cinco países de la región: Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua, fortaleciendo así su posicionamiento como socio económico clave para América Latina.

Dicha estrategia de expansión se enmarcó en el XIV Plan Quinquenal de China (2021-2025), que priorizó el fortalecimiento de los vínculos con los países del Sur Global, y particularmente con esta región.

Este enfoque promueve principios como la igualdad soberana, el beneficio mutuo, la apertura económica, la innovación tecnológica y un desarrollo centrado en las personas, articulando el avance comercial con los objetivos de largo plazo de la política exterior y de desarrollo de China.

Aunado a ello, el país asiático mantiene con Venezuela una Asociación Estratégica Integral a Toda Prueba y en Todo Momento, una de las pocas de su tipo entre China con otras naciones del mundo, lo que refleja el carácter excepcional y prioritario de la relación bilateral.

Esta alianza, elevada oficialmente en 2023 por los jefes de Estado de ambos países, se ratificó en mayo de 2025 en Moscú, mediante un encuentro entre los presidentes Nicolás Maduro y Xi Jinping.

Se traduce en una cooperación multifacética que abarca sectores como energía, infraestructura, tecnología, comunicaciones, alimentos, aeroespacial y desarrollo económico. En conjunto, estos elementos evidencian el lugar privilegiado que ocupa América Latina en la proyección internacional de China, así como el interés de Beijing en consolidar una arquitectura de cooperación Sur-Sur sólida y aprovechable frente a las presiones geopolíticas externas.

En este contexto, la renovada ofensiva arancelaria iniciada por Donald Trump durante este segundo mandato, que ha incluido aumentos punitivos sobre productos estratégicos, bloqueos tecnológicos y amenazas de sanciones secundarias, confirma la tendencia de un retorno agresivo al proteccionismo económico de Estados Unidos.

La política arancelaria, muy agresiva y zigzagueante por parte de Washington, es multidireccional. Aplica a China pero también crea nuevos obstáculos para las relaciones entre los países de la región con Estados Unidos. Esto crea oportunidades adicionales para China y las naciones CELAC.

Ante esta realidad, el presidente Xi Jinping advirtió con firmeza que "no existen ganadores en guerras arancelarias o comerciales. La intimidación o el hegemonismo solo conducen al autoaislamiento". Con estas palabras, dejó claro que China no cederá ante las presiones unilaterales de la administración Trump, y que continuará fortaleciendo su cooperación con América Latina y otras regiones sobre la base de "la igualdad, el beneficio mutuo, la innovación, la apertura y el bienestar para los pueblos".

Al reiterar que la independencia y la autonomía son una "gloriosa tradición" de los pueblos latinoamericanos y caribeños, Xi convocó a "defender conjuntamente el derecho soberano al desarrollo" y a resistir las presiones que buscan "fragmentar el comercio internacional y condicionar el financiamiento al alineamiento político".

La apuesta china por una comunidad de destino compartido con América Latina no solo desafía el paradigma unipolar dominante, sino que fortalece las capacidades del Sur Global para enfrentar unidos los desafíos de esta transformación definitoria del siglo.

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