Documentos publicados por una corte federal ofrecen detalles nuevos y perturbadores sobre el intento de figuras relacionadas con Trump de orquestar un golpe contra un gobierno que claramente no entendían. Esta es una mirada sin precedentes a los actores y sus conspiraciones -desde terrorismo hasta banderas falsas- que pudiera ilustrar la naturaleza el asalto militar estadounidense en ciernes contra Venezuela.
El hombre al que el gobierno estadounidense culpa de todo, Jordan Goudreau, proveyó evidencias a The Grayzone de:
- Que firmó un contrato por 221 millones de dólares con Juan Guaidó mientras que Estados Unidos tramaba, en público y en privado, para designarlo como el presidente legítimo del país.
- Funcionarios de alto nivel de la primera administración Trump, incluyendo a Elliot Abrams, John Bolton, el principal oficial de la CIA para Latinoamérica y un asesor del Consejo de Seguridad Nacional de primera línea parecen haber estado al tanto de su plan de invasión, y pudieran haber estado involucrados en su planificación.
- Personas relacionadas con Trump formaron una compañía turbia para extraer ganancias de una Venezuela post-Maduro luego de que un socio de Guaidó los urgió a “actúen ahora, agarren compañías, cobren”.
- The CIA and an intelligence-linked propaganda firm called The Rendon Group carried out sabotage of critical Venezuelan infrastructure “for a decade or so.”
- La CIA y una firma de propaganda conectada a la inteligencia llamada The Rendon Group llevaron a cabo sabotajes de infraestructura crítica venezolana por “más o menos una década”.
- Una propuesta que se le entregó a la oficina del vicepresidente Mike Pence incluía planes para dirigir operaciones de “bandera falsa” en Venezuela, esparcir hepatitis dentro del ejército del país, y financiar planes a través de la “expropiación” de “sustancia narcótica”.
- Roen Kraft, un adinerado financista vinculado a la inteligencia, reclutado para financiar aspectos de la operación, le dijo al FBI que él llegó a la conclusión de que “si los venezolanos ven algo lo roban”, acusando a los compinches de Guadió de embolsillarse 200 mil dólares de dinero para ayuda humanitaria.
- Participantes de la trama le dijeron al FBI que veían a la oposición venezolana como irremediablemente corrupta luego de atestiguar cómo sus líderes dilapidaban enormes sumas "en prostitutas, botellas de vino de mil dólares, y citas para las uñas de sus novias".
La mañana del 3 de mayo de 2020, dos pequeñas embarcaciones con motores fuera de borda acechaban por las aguas costeras de La Guaira, en Venezuela. A diferencia de las 15 que la armada estadounidense hundió recientemente, no estaban cargando, supuestamente, drogas. En su lugar, llevaban algo mucho más alarmante: ex soldados de fuerzas especiales estadounidenses con la esperanza de ser recibidos como libertadores por el pueblo venezolano.
Junto a un puñado de venezolanos que habían entrenado en la selva colombiana, los ex boina verdes Airan Berry y Luke Denman planearon activar una insurgencia nacional violenta que debía culminar en el derrocamiento y secuestro del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Horas después, el par fue grabado en el malecón de un pueblo pesquero, boca abajo y atados de pies y manos por los propios venezolanos que ellos creían que estaban salvando. Oficialmente, el golpe de estado fallido fue conocido como Operación Gedeón. Pero popularmente llegaría a conocerse como "Bahía de Puerquitos", un reempaquetado gracioso de la también fallida invasión a Cuba de 1961, en Bahía de Cochinos.
Ocho exiliados venezolanos murieron durante la incursión abortada, y entrevistas en la cárcel con dos de los estadounidenses capturados fueron posteriormente transmitidas por televisión para el público en toda Venezuela. En el archivo, Berry y Denman dejan claro que la autorización para la operación llega a la cima del gobierno de los Estados Unidos, señalando directamente al presidente Trump como el ejecutor en jefe de la misión.
Mike Pompeo, el para entonces secretario de Estado de Trump negó cualquier tipo de involucramiento “directo” de los Estados Unidos. En los años posteriores, Estados Unidos ha buscado presentar el complot como una operación no autorizada llevada a cabo por un mercenario fuera de control llamado Jordan Goudreau. El ex boina verde condecorado, quien desde entonces se convirtió en el rostro de la Operación Gedeón, fue arrestado en 2024 y ahora enfrenta 14 acusaciones sobre los alegatos del gobierno federal de que conspiró para traficar armas a través de Colombia en la fase final de la conspiración fallida. Los cargos alcanzan a una sentencia máxima combinada de diez años.
En entrevistas con The Grayzone, sin embargo, Goudreau insistió en que él fue personalmente reclutado por el jefe de seguridad del equipo de Trump, Keith Schiller, para dirigir un golpe contra el gobierno de Venezuela, y que la operación procedía con el total apoyo y conocimiento del gobierno estadounidense.
Ahora, el equipo legal de Goudreau ha logrado acceso a evidencia anteriormente no vista sobre las figuras que dice que orquestaron el golpe. The Grayzone es de las primeras publicaciones que revisaron el material, que incluye entrevistas del FBI con participantes de la trama que demuestran conocimiento anticipado de asociados de Trump de alto nivel, líderes del gobierno de Colombia, oficiales y agentes de la CIA, además de funcionarios trabajando directamente bajo la dirección de Mike Pence y Trump. Los documentos contienen fuertes sugerencias de que durante varias etapas el gobierno monitoreó y apoyó la operación, misma que ha sido patrocinada por financistas estadounidenses cercanos a Trump, así como a líderes de la oposición venezolana en la nómina de Washington.
Detrás del manto de objetivos elevados como la "promoción de la democracia" y hacer que "malos actores" rindan cuentas, a los operadores del Washington oficial y espías que supuestamente reclutaron a Goudreau para liderarlos a Caracas los conducía un poco más que la codicia. Hambrientos por una tajada de las vastas riquezas petroleras y minerales de Venezuela, y ansiosos por tener contratos lucrativos para el día después de la partida de Maduro, los planificadores cuello blanco del golpe se embarcaron en una aventura para el saqueo que concluyó en la infamia.
Los archivos revisados por The Grayzone también incluyen discusiones grabadas subrepticiamente, correos y planes elaborados para golpes y ataques terroristas preparados por figuras influyentes de la oposición venezolana. Tomadas en su conjunto, pintan un retrato nada halagador del círculo político que Estados Unidos a entrenado y patrocinado a lo largo de dos décadas. Entre las acusaciones ejercidas con mayor frecuencia por aquellos involucrados en la Operación Gedeón estaba que las principales figuras opositores no solo eran degenerados estrafalarios, sino propensos a robar de sus patrones en Washington.
Aquellos expuestos por corrupción derrochadora en los archivos de la Operación Gedeón están preparados para tomar el poder si demostración de fuerza militar estadounidense ordenada por Trump este octubre termina derrocando al gobierno de Venezuela. Esto incluye a dos líderes de oposición ridiculizados como "Beavis y Butt-head" por un financista estadounidense de la operación, así como a su ex jefe, Leopoldo López, y su pupilo, Juan Guaidó, quien es descrito en uno de los archivos del FBI como un receptor potencial de dinero de "narcotraficantes" anónimos.
Sin embargo, la única figura que ha enfrentado sanciones penales por la Operación Gedeón es el ex boina verde que la ejecutó. Enfrentando años duros en una penitenciaría federal, Goudreau se saltó la fianza y desapareció. Antes de evadirse de la justicia, participó en varias entrevistas con The Grayzone, y nos proveyó con un “briefing de inteligencia” alegando que él nunca se hubiese encontrado en posición de liderar a un ejército privado rumbo a Venezuela sin el conocimiento y la bendición de la Casa Blanca de Trump.
"Tenemos varias opciones para Venezuela"
Alguna vez visto como un aliado sólido de Estados Unidos además de colaborador confiable en materia de inteligencia en la Guerra Fría, la relación de Venezuela con Washington comenzó a crisparse cuando el país eligió al populista Hugo Chávez en 1998. El carismático oficial del ejército, que llegó a la fama al frente de un alzamiento no exitoso contra el gobierno neoliberal, represivo e impopular en 1992, se lanzó de cabeza en un plan ambicioso para financiar enormes campañas antipobreza al renacionalizar los campos petroleros de Venezuela.
En la década siguiente, la iniciativa de Chávez elevó los estándares de vida y la producción petrolera de Venezuela, reduciendo a dos tercios la pobreza extrema mientras que se cuadruplicaban las exportaciones de crudo. Pero era menos popular en Washington, que respondió en 2002 orquestando un golpe de Estado que depuso al presidente por casi 48 horas antes de que manifestaciones masivas y espontáneas, junto a facciones leales dentro del ejército, lo restituyeron en el poder.
Luego de la muerte intempestiva de Chávez en marzo de 2013, su canciller y sucesor, Nicolás Maduro, fue electo meses después. En un año, el entonces presidente Barack Obama promulgó sanciones abarcantes contra Venezuela, lanzando acusaciones de abusos de derechos humanos para justificar atacar el sector petrolero del país, preparando el terreno para una serie de operaciones violentas de cambio de régimen.
La Asamblea Nacional bajo control opositor ignoró una decisión judicial, juramentando a tres legisladores cuyos curules se dieron a través de compra de votos, y explotando el atasco para desestabilizar al país a través de disturbios callejeros violentos. Maduro básicamente superó la parálisis al invocar al invocar al poder constituyente originario para Usher in una asamblea constituyente en 2017.
Trump tomó la oportunidad para escalar, amenazando con invadir al país si Maduro se negaba a dimitir. "Tenemos varias opciones, incluyendo la militar, de ser necesario" les dijo Trump a reporteros en una rueda de prensa aquel agosto.
Maduro fue posteriormente declarado el ganador de las elecciones presidenciales de 2018, que la administración Trump condenó como ilegítimo. Al año siguiente, la administración declaró al anteriormente oscuro líder de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el presidente de Venezuela, citando un artículo de la constitución que insistían en que invalidaba a Maduro de conservar el poder.
El reconocimiento de Washington de Guaidó posibilitó el robo de las reservas de oro venezolanas en el Banco de Inglaterra, así como la expropiación de su activo más valioso, Citgo, el brazo internacional de la petrolera estatal PDVSA. Al sustraer forzadamente miles de millones de dólares de riqueza al gobierno electo en Caracas, el gobierno estadounidense alimentó la pobreza y la migración masiva, e invitó a la corrupción de las figuras de la oposición financiada con los activos robados.
Sin embargo, como las tramas anteriores para deponer al liderazgo socialista de Venezuela, la presidencia simulada se extinguiría vergonzosamente. Su fin comenzó con una operación fallida en febrero de 2019 con la que se intentó forzar un enorme cargamento de bienes suministrados por la USAID a través de la frontera colombo-venezolana.
La muerte del Venezuela Aid Live
El plan apuntaba a traspasar las fronteras del país bajo cobertura humanitaria, embistiendo con caravanas de camiones ingresando al país, luego acusando a Maduro de rechazar de forma cruel la ayuda para una población supuestamente desesperada, de sus fuerzas de seguridad obstruir la intervención hostil. Si el gobierno venezolano no lograba detener a las caravanas entrasen al interior del país, la pérdida de control inspiraría una rebelión mayor.
Pero la maniobra de propaganda humanitaria terminó casi inmediatamente en la ignominia cuando su ola inicial no logró atravesar una línea de guardias de frontera, y todas las bandas de hooligans de oposición incendiaron la ayuda, mientras se hacían con el resto. Un intento por culpar de la quema de los millones de dólares de presunta ayuda contra las fuerzas de Maduro fracasó igualmente cuando Max Blumenthal y varios reporteros locales expusieron la responsabilidad de la oposición.
Un concierto chapucero de la franquicia Live Aid que se dio en la ciudad fronteriza de Cúcuta, en Colombia, patrocinado por el oligarca neoliberal Richard Branson, fue igual de poco exitoso, con muchas de las ganancias saqueadas por figuras de la oposición. Una encuesta reveló que menos de 1% de los asistentes al concierto se quedaron para ayudar luego del concierto recargado de estrellas.
Mientras tanto, medios alineados con la oposición revelaron que los compinches de Guaidó habían desviado sumas de dinero enormes que habían sido prometidas para los soldados venezolanos que desertaran a Colombia y se unieran a la rebelión anti-Maduro. Al final, los soldados tránsfugas fueron abandonado, sin un centavo en Cúcuta mientras que secuaces de alto rango de Guaidó se volaron su parte de ayuda humanitaria en prostitutas y hoteles ostentosos.
Dos de los aspirantes a putschistas, Freddy Superlano y su primo, Carlos José Salinas, fueron encontrados inconscientes en una habitación de hotel luego de haber sido drogados y robados por dos prostitutas que al parecer fueron pagadas con dinero que se suponía era para venezolanos desamparados.
Por su lado, Guaidó fue fotografiado días antes de la maniobra de publicidad humanitaria en el lado colombiano de la frontera con jefes de alto nivel del notorio cartel de Los Rastrojos, quienes según consta lo contrabandearon a Colombia
The US regime has put a mafia-style bounty on the head of the elected leader of Venezuela and set the stage for a Panama-style intervention.
It seeks to install Juan Guaido, an unelected marionette who has worked hand in glove with the Los Rastrojos narco gang in Colombia. pic.twitter.com/Rt5sg8oN8Q— Max Blumenthal (@MaxBlumenthal) March 26, 2020
Tras el fracaso de la intervención humanitaria, y con las opciones para derrocar a Maduro menguando, la administración Trump tomó una medida extraordinaria, claramente diseñada para incentivar tramas golpistas privadas. El 26 de marzo de 2019 el Departamento de Justicia ofreció una recompensa de 15 millones de dólares con información que condujera a la captura de Maduro.
En esos tiempos, Goudreau exploraba una invasión a Venezuela para cobrar la recompensa y convertirse en una superestrella mercenaria. Luego de tiempo de servicio en Irak y Afganistán, donde se ganó distinciones de sus operadores de fuerzas especiales por sus habilidades en inteligencia humana, Goudreau salió para trabajar en el campo de la seguridad privada. Trabajó al menos en un mitin de la campaña de Trump, con una foto posteada por la cuenta Instagram de su firma mostrándolo dentro del dispositivo de seguridad del presidente en Charlotte, Carolina del Norte, en 2018.
Fue por esos días en los que Goudreau dijo que le presentaron a Keith Schiller, un jefe de seguridad de larga data de Donald Trump y el rostro de varios de los emprendimientos de la familia del presidente en el exterior.
A inicios de 2019, Schiller fue uno de un grupo de asociados de Trump, abogados del Washington oficial, e industrialistas hambrientos de recursos, que se aliaron para buscar contratos lucrativos en una fantasiosa Venezuela post-Maduro. Operando bajo el nombre "Global Governments", un grupo oscuro rápidamente buscaría dejar su marca en Venezuela, aunque no de la forma en que pretendían sus fundadores.
Monetizando el cambio de régimen
En una entrevista con Max Blumenthal para The Grayzone, Goudreau dijo que el equipo de Global Governments (GG) tenía un grupo de motivos sencillos: "Querían contratos. Querían una forma de monetizar lo que vendría después en una Venezuela libre de Maduro".
Aparte de Schiller, aquellos mencionados en los documentos internos como miembros del "Equipo" incluyen a:
- Roen Kraft, un asesor senior para transporte y logística de una compañía cuyo primer nombre que no figura públicamente, pero parece ser Timothy. De acuerdo a un socio de GG, “Kraft se encargaba de temas de energía, petróleo, gas, minería; era experimentado y capaz en negocios internacionales y era un fichaje lógico para esos roles. Kraft también había lidiado con estas cosas en Nigeria, que era un país hostil para trabajar”. Kraft luego le dijo al FBI que estaba en posición de suministrar fondos para intervenciones humanitarias subsiguientes en Venezuela, y recuperar sus pérdidas en forma de ganancias petroleras y contratos para el día después del derrocamiento de Maduro. No queda claro si Kraft es uno de los herederos de la fortuna en lácteos Kraft, como han reportado otros medios.
- Néstor Sainz, un ex oficial de escritorio del Departamento de Estado y operador radicado en Washington, asumió un rol en GG para fungir como puente con contactos vinculados a la oposición venezolana. Entrevistas del FBI a asociados de la compañía indican que Sainz había cultivado relaciones con varios socios del principal cabildero de la oposición apoyada por Estados Unidos, Leopoldo López.
- Gary Compton, "el abogado y lobista del magnate de la energía T. Boon Pickens por más de 20 años" fue descrito como un experto en petróleo y energía por sus colegas de GG. Estaba publicado como antiguo socio de la firma legal de Travis Lucas, quien estaba presente con frecuencia en las reuniones de la compañía relacionadas con Venezuela.
- Germán Chica, una figura de la oposición venezolana que ocasionalmente aparecía en las reuniones de GG como enlace de fuerzas anti-Maduro. Chica era uno de los gobernadores de la Luna Foundation, que supuestamente se dedicaba a los derechos de la mujer, y está anotado como socio de GG.
- Andrew Davis, presidente del Consejo Catalán-Americano, que cabildeaba por la independización de Cataluña de España.
- Travis Lucas no aparece como antiguo miembro del equipo de GG, sin embargo actuaba como el abogado en Washington de Schiller. Habiendo representado legalmente al para entonces vicepresidente Mike Pence y al también para entonces secretario de Estado y ex director de la CIA Mike Pompeo, Lucas le ofrecía a la compañía la línea potencial hacia la cúpula de la administración Trump.
GG estableció a su primer y único cliente a inicios de 2019 cuando Sainz contactó a Morris, el famoso consultor republicano, para promocionarle los planes de la compañía para amontonar contratos lucrativos luego del derrocamiento. Según Sainz, Morris contactó a su cuñado, Chris Larsen, que dirigía una constructora internacional llamada Halmar, y expresó mucho interés en el proyecto.
Comenzando febrero de 2019, Larsen llegó a la oficina de GG en Washington para discutir la ruta a seguir con Kraft, Sainz y Germán Chica. Dick Morris también estaba a la mano para la reunión. Al parecer, a Larsen le gustó lo que escuchó porque, según Sainz, se convirtió en el primer y único cliente con el que firmó GG para su fiebre del oro post-Maduro.
El barón de la construcción de Nueva Jersey envió un anticipo de 16 mil millones de dólares a Global Governments, prometiendo seis más en los próximos seis meses. Luego de gastar cerca de 100 mil dólares, no obstante, Larsen se salió del proyecto, cuando parecía que no iba rápido a ninguna parte.
Según un documento del FBI, "Sainz dijo que habían pasado varios meses y que ellos no habían hecho nada por Larsen, quien entendió el porqué y quiso retirarse. Cuando llegó el cheque de Larsen fue cobrado y dividido entre el equipo de GG".
Aunque GG luchó por despegar, Sainz le contó al FBI que estaba claro que la firma estaba preparando una operación de corte militar en Venezuela, una percepción que Goudreau confirma que era ampliamente compartida.
"En la primera reunión que tuvimos, todos nosotros junto a GG, siempre supimos que yo iba a dar un golpe militar", dijo Goudreau.
"Actúen ahora, agarren compañías, cobren"
"Todo comenzó en una reunión del University Club de Washington el 19 de marzo de 2019".
Así es como Lester Toledo, el autodenominado director de ayuda humanitaria de Juan Guaidó, describió su primera reunión con gente asociada a Trump y los principales de GG en el University Club, un lujoso club solo para miembros en el centro de la capital. Juntos, el combo de golpistas curiosos tuvo una tormenta de ideas para una ruta a seguir luego de que un mes antes Guaidó pifiara con la maniobra humanitaria.
A la mano para la recepción inicial estaban Sainz, Schiller, Lucas, Kraft y representantes de la naviera danesa Maersk, que esperaban que s ele diera el manejo logístico para futuras operaciones de asistencia.
"En esa reunión no se discutió nada de acción militar", Toledo le declaró al FBI.
Dos semanas después, Toledo dijo que recibió un texto de Schiller buscando presentar a Goudreau como el líder potencial del equipo que le proveería la seguridad a los envíos de ayuda humanitaria a Venezuela. En una entrevista con el FBI dos años después, Schiller hizo eco de la versión de Toledo, insistiendo en que nunca se suponía que Goudreau dirigiera una invasión militar privada.
A continuación, Goudreau y Schiller se dirigieron a comienzos de abril a Boca Ratón, Florida, para discutir sus planes emergentes con Toledo. Durante aquella discusión, Schiller se preguntaba cómo la supuesta ayuda humanitaria pudiera asegurarse de Maduro ser derrocado a la fuerza. "Sería un desastre", el hombre de la seguridad de Trump advirtió.
Luego, en un correo del 16 de abril de 2019, Schiller organizó una llamada para presentarle al director de asuntos corporativos de GG a Goudreau.
Mientras que GG se iban acercando cada vez más al círculo cerrado de Guaidó, uno de sus asesores, el ex funcionario del Departamento de Estado llamado Néstor Sainz, se enteró de un plan decisivo de la oposición para incitar un alzamiento militar contra Maduro y tomar el poder por la fuerza.
Durante una entrevista de amplio espectro con el FBI, Sainz dijo que fue informado de un golpe militar al menos un año antes de su ejecución, habiendo sido alertado por un confidente cercano de Guaidó llamado Pedro Paúl Betancourt. Según Sainz, el socio de Guaidó mercadeaba el putsch por venir como una oportunidad para que los potenciales apoyos estadounidenses para que “actúen ahora, agarren empresas, cobren”.
En esa entrevista, Sainz insistió en que él apenas buscó ayudar a presentarle compañías energéticas a Venezuela, así como a constructoras que pudieran reconstruir la infraestructura dañada del país.
Los afiliados de GG replicaron esta línea, alegando que ellos tan solo estaban interesados en los esfuerzos humanitarios y las oportunidades de negocios bajo un gobierno venezolano proestadounidense y amistoso al mercado. Sin embargo, documentos recientemente revelados y declaraciones de testigos demuestran que en esas reuniones discutieron frecuentemente acciones militares contra Maduro.
El 13 de abril de 2019, Kraft disparó un correo electrónico a Sainz, Schiller, Lucas y otros afiliados de GG donde declaraba: "Ahora hay pocos, si es que hay, que creen que Venezuela tendrá un cambio de gobierno sin algún grado de acción militar. Las puertas se cierran alrededor de Maduro y hay acciones en curso para asegurar su caída y su remoción".
Kraft manifestó que la oposición venezolana le había solicitado una propuesta para allanar el camino para esta “acción militar” organizando suministros y activos alrededor de las fronteras del país: "La solicitud de Guaidó es por una propuesta con tiempo para movilizar, previo trabajo en ese sentido, seguido de un borrador de los servicios principales… Creo que Curasao es la mejor ubicación para tener como base, ya que VE ahora tiene 17 de ellas en la línea fronteriza con Colombia. Con la armada inhabilitada, es una aproximación más segura desde Curasao y podemos desviar a Colombia para aterrizar con facilidad".
Kraft parecía sugerir el haber obtenido financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aunque señalaba que solamente les pagaría a mercenarios si estos fuesen falsamente clasificados como personal de salud y prevención. "Por favor tomen en cuenta que el BID no pagaría o aprobaría un pago para beligerantes o seguridad. Necesitarían ser reservados y facturados como algo así como personal de salud, seguridad y medio ambiente (HSE)", escribió el financista.
El golpe por venir dependía de defecciones masivas de los líderes del ejército, y debía culminar con la toma del Palacio de Miraflores.
Sin embargo, cuando Guaidó ejecutó el plan el 30 de abril de 2019, resultó en una catástrofe política aún mayor para la oposición que la maniobra de ayuda humanitaria de hacía unos meses. El ejército se mantuvo sólidamente con Maduro, dejando a los hombres de Guaidó aislados y rebasados en las calles de Caracas. Todos fueron arrestados o se escondieron en embajadas.
Mientras que el ejército lidiaba con los residuos de la operación, una foto circuló en los medios internacionales enseñando al wannabe presidencial con la mirada desolada, abandonado por sus simpatizantes y aislado en una salida de la autopista en Caracas junto a su mentor, Leopoldo López.
El fracaso demostró ser el golpe de gracia de Guaidó, provocando una serie de maniobras políticas estrambóticas y humillaciones públicas antes de que su carrera en Venezuela finalmente quedara en la nada. Se fugó a Miami en 2021, donde ahora tiene una cátedra simbólica en el Centro Adam Smith para la Libertad Económica de la Universidad Internacional de Florida, un cargo especialmente reservado para otros colegas políticos venidos a menos en la derecha latinoamericana.
Horas después del fallido alzamiento del 30 de abril, el para entonces secretario de Estado Mike Pompeo intentó restituir la moral de los aspirantes a golpistas, declarando en una entrevista en Fox Business que Trump seguía abierto a la acción militar contra el gobierno de Maduro: "El presidente ha sido muy claro e increíblemente consistente: la acción militar es posible. Si eso es lo que se requiere, entonces eso será lo que hará Estados Unidos".
En este punto, Goudreau se movió al centro de la escena cuando GG buscó medios alternativos para derrocar al presidente. Para ayuda sobre el terreno, se acercaron a un par de figuras de la oposición que decían ser agentes de la CIA.
Presentando a "Beavis y Butt-head", y su "responsable en la CIA"
El 3 de mayo, Nestor Sainz le pidió a Goudreau que se presentara junto a su compañía de seguridad privada, Silvercorp USA (radicada en Florida), ante el resto del equipo de GG.
En un correo a Sainz y Schiller dos días después, Goudreau adelantó sus presuntas "opciones pacíficas" para el cambio de régimen, que no implicaban ni "involucramiento militar extranjero ni participación de contratistas de seguridad". Contrastó sus propios planes con la "opción del ejército estadounidense por la conversión del poder".
Pero habiéndolo "usado personalmente en partes del Medio Oriente", Goudreau reconoció que una intervención del ejército estadounidense en Venezuela "tiene el potencial de costar muchas vidas civiles" y "también pudiera arrojar al país a una guerra civil".
Ya en este punto, Goudreau se había vuelto una presencia recurrente en las discusiones con GG y los contactos de la organización en los círculos de la oposición venezolana. Las versiones de las interacciones difieren, pero los detalles que Sainz le describió al FBI, en gran medida, se alinean con las declaraciones de Goudreau.
A través de Sainz, un par de activistas de oposición con vínculos cercanos al gobierno estadounidense y supuestas conexiones con la CIA se le presentaron a Goudreau y GG. Ellos eran Lester Toledo, el director de asistencia humanitaria de Guaidó y Jorge Betancourt Silva, un operador que Toledo se lo describió al FBI como "la mano derecha" del mentor de Guaidó, Leopoldo López.
Goudreau caracterizó a Betancourt para The Grayzone como una suerte de fantasma, "no podrán encontrar su nombre en noticias en ninguna parte. Está bien protegido". Y, en efecto, es casi imposible reunir información o incluso la mera mención de Betancourt a través de una vulgar búsqueda en Google. No obstante, unos cuantos blogs venezolanos y entrevistas con el FBI lo revelan como el antiguo guardaespaldas de Leopoldo López con una inclinación al comportamiento de mal gusto.
Criado en el pequeño poblado de montaña de Caripe, es probable que haya sido presentado ante la facción opositora por Carlos Vecchio, un abogado del mismo pueblo que representó a la ExxonMobil antes de ser designado como “embajador” de Guaidó en los Estados Unidos. Aunque no parecen tener vínculos familiares, diversos posts en redes sociales de Leopoldo López hablan de Betancourt como su “hermano”. En fotos tomadas por López durante un viaje a Cúcuta en 2020, se ve a Betancourt actuando como su guardaespaldas personal.
El resto de su familia está involucrada similarmente en la actividad política de la oposición venezolana. Cuando el grupo buscó negociaciones con el gobierno venezolano en México en 2021, fue representado por la cuñada de Betancourt, Claudia Nikken.
Toledo ayudó a López a fundar el partido Voluntad Popular (con financiamiento estadounidense), lanzando una revolución de colores violenta en 2014, levantando barricadas armadas conocidas como guarimbas en todo el país. Por su lado, Toledo lideró a las fuerzas de choque de la oposición en el estado Zulia, donde había sido legislador. Cuando el gobierno venezolano buscó arrestarlo por su papel en el caos, huyó a España y luego se reubicó en el sur de la Florida para organizar nuevos intentos de desestabilización con asistencia de Washington.
En febrero de 2019, Toledo viajó a Cúcuta para representar a Guaidó durante el fallido "concierto de ayuda humanitaria". Además de su trabajo con la oposición, desde 2019 Toledo ha prestado servicios como asesor del presidente salvadoreño Nayib Bukele, el autodescrito "dictador más cool del mundo mundial" que le ha dado espacio a la administración Trump en su notoria prisión de máxima seguridad, el CECOT, y ha abusado agresivamente de los migrantes venezolanos.
En 2024, Toledo comenzó a asistir al contendiente presidencial colombiano Uribe Turbay con lo que el portal de derecha Infobae describió como un esfuerzo por reemplazar al actual gobierno de izquierda en Bogotá por uno "que esté aliado con la oposición venezolana y facilite la partida de Maduro del poder" en 2026.
Gustavo Petro, el presidente colombiano de izquierda, ahora está en el centro de la mira de Trump, siendo el objeto de sanciones y un torrente de invectiva en escalada de parte del presidente estadounidense.
Pero en su entrevista de agosto de 2020, Toledo se presentó a sí mismo como un humilde "director de ayuda humanitaria" mientras se distanciaba de los complots militares contra el gobierno venezolano.
Sainz, no obstante, pintó un retrato decididamente diferente del par, contándole a la CIA que los intereses de Betancourt iban mucho más allá del trabajo humanitario. El antiguo funcionario del Departamento de Estado declaró a los investigadores federales que los dos venezolanos también estaban involucrados en la orquestación de cortes de energía a gran escala, conflicto social y un golpe militar contra Maduro.
Sainz le dijo al FBI que fue en la reunión del 11 de mayo de 2019 en una oficina de alquiler de WeWork en Miami cuando se dio cuenta de que los miembros de la oposición "no solo estaban interesados en ayuda humanitaria sino en derrocar a Maduro". En la versión de Sainz, a los participantes -incluyendo a Kraft, Schiller, Goudreau, Bonaventura, Betancourt y otros- se les instruyó a dejar sus teléfonos fuera de la sala.
Al serle informado que Betancourt y Toledo "estaban organizando apagones, disturbios y una operación militar para derrocar a Maduro" desde una oficina en Colombia, "Goudreau levantó su mano y dijo que podía ayudarlos con eso”. Sainz caracterizó esto como el momento en el que se dio cuenta de que Betancourt y Toledo “estaban involucrados en actividades de desestabilización en Venezuela".
Durante esa reunión, dijo Sainz, Betancourt dio tener contactos con la CIA. Uno de esos era probablemente Juan Cruz, un operador de inteligencia de larga data que Goudreau describió como el "monitor" de Toledo y Betancourt. En 2017, Univisión reveló que Cruz había servido como el jefe de estación de la CIA en Colombia antes de pasar a ser el jefe de la división para América Latina de la agencia.
El par de operadores de la oposición que de primero se vincularon con el equipo de GG durante la reunión en el University Club en Washington en marzo de 2019. Y fue ahí en donde ellos comenzaron su discurso de ventas a Kraft, el hombre del dinero, para que financiase su operación por un valor de cientos de millones de dólares.
La versión de las interacciones del multimillonario de sus interacciones con Toledo y Betancourt fuero definitivamente poco halagadora. Estaba tan ansioso de dársela al FBI, de hecho, que rechazó el consejo de su abogado de no hablar con oficiales de la ley federales.
"Kraft dijo que se refería a Jorge y Toledo como Beavis y Butt-head" y "los describió como niños, sin clase, gracia o intelecto", mencionó el FBI. Kraft supuestamente dijo que "no sabía por qué aparecieron pidiendo cientos de millones de dólares sin plan alguno" pero que fueron "enviados por Guaidó y estaban registrados como representantes del nuevo gobierno venezolano".
Los dos hombres presuntamente le dijeron a Kraft que podían transportar contenedores a Venezuela, pero a casi cuatro veces el costo que él anticipaba. "Kraft no creía que el precio tenía sentido y asumió que estaban quedándose con la mejor parte", manifiesta el archivo del FBI.
Esta caracterización fue corroborada por Goudreau, quien le dijo a Kraft que había sido timado por el par por casi 30 mil dólares, despilfarrando el dinero en hoteles de lujos, alcohol costoso y prostitutas.
Cuando "Goudreau llamó a Kraft para contarle que Toledo y Jorge habían agotado su tarjeta de crédito", dice la entrevista con el FBI, "Goudreau dijo que estaban gastando dinero en prostitutas, botellas de vino de mil dólares y citas para sus novias para hacerse las uñas".
En la versión de Kraft, nunca quiso participar en acciones militares, viendo el papel de GG como meramente el de proteger envíos de ayuda humanitaria. La entrevista del FBI señala que "se le dijo a Kraft que podía conseguir recursos para el pueblo de Venezuela cuando entrase la oposición, Kraft sería el principal contratista en Venezuela".
Pero de haber ido al país para extraer riquezas, él sería el primero en lidiar con los tahúres locales que daban su línea directa para el posible gobernante de la Venezuela post-Maduro. Desde el principio, escribió el FBI, "Kraft tenía preocupaciones sobre la cultura venezolana"; específicamente, "dijo que si los venezolanos ven algo se lo roban".
Para ilustrar su punto, Kraft señaló a una pareja que jugaba en equipo a la que señaló de haberse embolsillado alrededor de 200 mil dólares del concierto humanitario patrocinado por Richard Branson en Cúcuta, en febrero de 2019.
Propuestas de bioterrorismo, bandera falsa y operaciones psicológicas mientras se va la luz
Mientras escalaba su demostración de fuerza militar contra Venezuela en octubre de 2025, el presidente Donald Trump anunció que había autorizado a la CIA a llevar a cabo actividades "letales" dentro de Venezuela.
No obstante, luego de trabajar de forma cercana y por un periodo prolongado con la oposición apoyada por Estados Unidos, Goudreau supo que la inteligencia estadounidense había estado saboteando infraestructura venezolana por años. Ahora alega que Maduro tenía razón cuando culpaba a sus oponentes "cada vez que la luz se iba en Venezuela".
Goudreau destacó una firma oscura de relaciones públicas llamada The Rendon Group como un intermediario clave de la CIA para interferir en Venezuela. Fundada por el antiguo operador del Partido Demócrata llamado John Rendon, la organización es conocida mejor por tomar millones de dólares de la CIA en los años 90 para "crear las condiciones de la salida de Saddam Hussein en el poder". En un perfil de 2004 para la revista Rolling Stone, Rendon se ufanaba ante el periodista James Bamford que "remontándose hasta Panamá, hemos estado involucrados en todas las guerras" salvo Somalia.
El Rendon Group "ha estado realizando ataques a la infraestructura, o ayudando a facilitarlos, en Venezuela, desde hace algo así como una década", le dijo Goudreau a The Grayzone. "Todos estos son proyectos TS/SCI (Top Secret/Sensitive Compartmented Information – información sensible compartimentada) que la CIA supervisa a través de empresas privadas".
Según Bamford, documentos del Pentágono revelaron que el Rendon Group estaba autorizado para "investigar y analizar información clasificada a nivel de Top Secret/SCI/SI/TK/G/HCS", una combinación “extraordinaria” de acrónimos que "indican que Rendon disfruta de acceso a la información más secreta de las tres formas de recolección de inteligencia: escuchas, imágenes satelitales y espías humanos".
Goudreau confirmó que la prolongada campaña de sabotaje de la CIA también se extendía al sector de la producción petrolera venezolana. Señaló a una explosión letal de 2012 en la mayor refinería del país que dejó cerca de 50 personas muertas.
Fue "un ataque grande, que mató a varios venezolanos", declaró Goudreau. "Este ataque fue llevado a cabo por la inteligencia estadounidense en colaboración con saboteadores de la oposición venezolana".
También entre el material descubierto que se le suministró a Goudreau había un email enviado por un representante de una organización que se llamaba Virtual Democracy, con un adjunto describiendo propuestas para crear "las condiciones de ingobernabilidad" en Venezuela para derrocar al gobierno de Maduro.
El email fue enviado a Drew Horn asistente de alto nivel del vicepresidente Mike Pence, el 8 de diciembre de 2019, por un ex jefe antinarcóticos venezolano llamado Johan Obdola. A pesar de cargar su nombre y firma, la propuesta fue presentada como el trabajo de un grupo de seis personas incluyendo al contralmirante retirado Molina Tamayo, un oficial de una unidad elite que jugó un papel destacado en el golpe contra Chávez en 2002. El encabezado del documento demuestra que la exposición de venta fue dirigida directamente a Pence.
Escrito en un inglés no-nativo y repleto de errores gramaticales, el documento contenía una colección de propuestas de ataques terroristas en toda Venezuela, incluyendo operaciones de bandera falsa, esparcir "hepatitis (A, B y C), influenza, sarampión" en los lockers de los country club de Caracas frecuentados por funcionarios del gobierno, así como financiar una insurgencia al expropiar "sustancias narcóticas".
La propuesta exigía el entrenamiento de 400 a 500 combatientes en Camp Moyock, Carolina del Norte, instalaciones de entrenamiento operadas por la compañía militar privada Academi, anteriormente conocida como Blackwater. El campo era propiedad de Erik Prince, el heredero de derecha y socio de Trump que juró liderar una invasión militar de Venezuela para derrocar a Maduro.
Goudreau descartó ese plan como virtualmente imposible, comentándole a The Grayzone que "500 hombres versus una concentración de, digamos, 50 mil soldados que tienen el control de la ciudad y un apoyo aéreo bastante decente con sus sukhois, contra los helicópteros de Erik Prince… No sé si eso llegaría a rayar la pintura".
En una entrevista con The Grayzone, Obdola negó cualquier conocimiento de las propuestas más alarmantes del documento, alegando que el documento fue "manipulado" por uno o más de las figuras que firmaron. Confirmó que la firma digital en el documento era la suya, pero manifestó sorpresa de que el documento haya sido enviado a Drew Horn, aunque el mensaje se originó desde el correo personal de Obdola.
Obdola ha estado involucrado en esfuerzos anteriores por imponer un supuesto gobierno transicional en Venezuela, pero desde entonces rompió lazos con el equipo de Guaidó, a quienes zahirió como "zamuros", afirmando el gobierno estadounidense les asignó enormes sumas de dinero, pero terminaron "robándose todo".
Mientras que la oposición venezolana no habrá implementado las propuestas de terrorismo a escala nacional de Digital Democracy, la inteligencia estadounidense continuó librando ataques de sabotaje dentro del país con la vana esperanza de inspirar una rebelión contra Maduro.
Alrededor de las 5 pm del 7 de marzo de 2019, Venezuela experimentó el apagón más severo de su historia luego de una supuesta falla en la estación hidroeléctrica Simón Bolívar. Asentada al borde del enorme reservorio del Guri, la planta provee casi tres cuartas partes del suministro eléctrico de la nación.
En cuestión de minutos, el para entonces senador Marco Rubo se fue a las redes sociales a celebrar. "18 de 23 estados y el Distrito capital enfrentan actualmente un apagón completo. El principal aeropuerto también sin electricidad y los generadores de respaldo fallaron", escribió Rubio. No quedaba claro para ese momento tuviese un acceso a información tan detallada sobre la red eléctrica de Venezuela, en especial dado que Caracas todavía no había emitido un comunicado.
Mientras Venezuela se sumergía en la oscuridad, el secretario de Estado Pompeo se sumó a las celebraciones. "Sin comida. Sin medicinas. Ahora, sin electricidad. Próximamente, sin Maduro" exclamó. Para no quedarse atrás, Juan Guaidó escribió en Twitter: "la luz regresará cuando cese la usurpación".
No food. No medicine. Now, no power. Next, no Maduro.
— Secretary Pompeo (@SecPompeo) March 8, 2019
Otros actos de sabotaje fueron detallados en un artículo de 2024 de la revista Wired en el que se reveló que en 2019 la CIA ejecutó un ciberataque al sistema de pago de nómina responsable por desembolsar los salarios de los soldados venezolanos, citando a cuatro miembros de la administración Trump y a funcionarios de Langley.
Mientras que los ataques encubiertos irritaban al gobierno venezolano, fracasaron en producir un cambio sobre el terreno. Y, mientras tanto, el plan de Goudreau continuaba cobrando forma.
Esta investigación fue publicada originalmente en inglés en The Grayzone el 24 de noviembre de 2025 y traducida por Diego Sequera para The Grayzone y Misión Verdad.