Vie. 30 Mayo 2025 Actualizado ayer a las 11:35 pm

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La IEA y la OPEP han sido protagonistas de controversias en sus enfoques sobre el futuro de la energía a nivel global (Foto: RTVE)
2024 no fue un año tan "verde" como esperaba la IEA

OPEP siempre ha tenido la razón sobre la transición energética

Hace poco la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) publicó su informe anual titulado Global Energy Review, el cual estudia y establece las perspectivas sobre la dinámica energética global, a partir de datos recabados durante 2024.

Aunque el informe ha tenido una importante receptividad entre empresas y firmas analíticas energéticas a nivel internacional, es necesario observar sus resultados con cautela.

Fundada como una antagonista de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y bajo una clara influencia de Estados Unidos, la IEA se ha alzado como una instancia coordinadora de las políticas energéticas de los 38 Estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

En muchos casos, esta instancia ha ejecutado estrategias para arruinar el esfuerzo de los miembros de la OPEP para incidir en la estabilización del mercado petrolero, así que las contradicciones e intereses geopolíticos que representa son claros.

Los datos de la IEA han estado sujetos a controversia, siendo señalados de sesgo al sobredimensionar el rol de las nuevas tecnologías renovables en la actual y futura matriz energética global, e incluso por sugerir "desinvertir" en energías fósiles.

Por tal razón, los informes de esta entidad son un referente, para su revisión y hasta para ser rebatidos, por delinear las perspectivas y tendencias a las que apuntan las políticas de los países OCDE, organización liderada por las potencias occidentales.

Este año el reporte Global Energy Review ha revelado algunas inusuales coincidencias con la visión de la OPEP sobre el futuro, tal como ha sido divulgado por el bloque petrolero en su informe de 2024, World Oil Outlook 2050.

Pero esto no ha impedido que la misma OPEP deje pasar la oportunidad de cuestionar los datos de la IEA, mediante una socarrona publicación que hiciera desde su propia web oficial. Veamos.

UN 2024 NO TAN "VERDE" COMO SE ESPERABA

Según la IEA, los diferentes componentes del sistema energético mundial vieron tasas de crecimiento muy diferentes en 2024, reflejando tanto el impacto de los factores a corto plazo como las tendencias estructurales más profundas.

La demanda mundial de energía creció un 2,2% en 2024, una tasa notablemente más rápida que la media anual de 1,3% observada entre 2013 y 2023. Este dato es congruente con las tendencias señaladas por la OPEP en su informe World Oil Outlook publicado el año pasado.

Este repunte, según la IEA, se debió en parte al "efecto del clima extremo, que estimamos que añadió 0,3 puntos porcentuales al crecimiento del 2,2%". A pesar de ello, "la demanda de energía creció más lentamente que la economía global, que se expandió un 3,2% en 2024, cerca de su promedio a largo plazo".

La distribución de la nueva demanda de energía primaria por fuente en 2024 se habría desarrollado con las siguientes ponderaciones.

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Pese a la transición energética, el consumo de combustibles fósiles también creció en 2024 (Foto: IEA)

Los datos sugieren que uno de los grandes impulsores de la demanda en general fue el sector eléctrico. La demanda de electricidad creció más rápidamente que la demanda global de energía y el PIB, aumentando un 4,3% en 2024.

El aumento absoluto de la demanda fue el mayor jamás registrado (excluyendo los saltos en años en los que la economía global se recuperó de la gran recesión de 2008). Dice el informe:

"Esto refleja tendencias estructurales como el creciente acceso a aparatos intensivos en electricidad como el aire acondicionado, vehículos eléctricos, así como el aumento de la demanda de energía de la digitalización, los centros de datos y la IA".

En total, el sector eléctrico representa el 60% del aumento total de la demanda mundial de energía en 2024.

En referencia a la energía ofrecida para atender esta nueva demanda, la IEA ofrece datos a detalle. Clasificadas por fuente, las energías renovables representaron la mayor proporción del crecimiento del suministro total de energía (38%), seguido del gas natural (28%), el carbón (15%), el petróleo (11%) y la nuclear (8%).

La intensidad energética de la economía global mejoró apenas un 1%, continuando la desaceleración observada en los últimos años. El aumento de las emisiones de CO2 relacionado con la energía se desaceleró hasta el 0,8%, frente al 1,2% de 2023.

Las economías emergentes y en desarrollo representaron más del 80% del aumento de la demanda de energía global en 2024, dijo la Agencia. Esto también coincide con el informe World Oil Outlook de la OPEP, al afirmar que las economías de Asia (sobre todo China e India), así como los países en América Latina y África, serán los nuevos pivotes de la demanda adicional de energía durante estos años.

La IEA propone datos que favorecen las tendencias de la transición energética como realidad y el auge de las nuevas fuentes renovables basadas en nuevas tecnologías, como el sector que más creció en 2024.

Sin embargo, refiere que las fuentes fósiles siguen dominando la nueva demanda de energía clasificada por fuente, con 54%.

La Agencia durante años ha defendido la tesis de que el punto de la máxima demanda petrolera a nivel global (pico petrolero), que precedería a un descenso, sería el año 2030. Pero esta importante estimación desapareció de su informe 2025.

El BULLYING de la OPEP

A modo de respuesta, la OPEP publicó un artículo sin autor en su web oficial, donde declaran que la IEA ha retrocedido en su pronóstico sobre el pico petrolero por demanda de barriles por día para el año 2030.

Durante años, la Agencia refería la cifra estimada de vehículos eléctricos vendidos anualmente, fallando parcialmente en sus previsiones.

Pero, además, han indicado que el pico máximo de demanda petrolera para 2030 ocurriría a expensas de una caída de la demanda de crudo refinado como combustible, entre 5 y 6 millones de barriles por día para ese año. La estimación no fue abordada en su informe publicado en mayo.

La OPEP ha afirmado que esta estimación "nunca ha sido realista", y se mofan elegantemente de que haya desaparecido la estimación de la demanda de combustibles en el contexto de los vehículos eléctricos, en un informe de estas características.

Otro elemento a destacar es que la misma IEA admite la persistencia y expansión del mercado de vehículos a base de combustibles tradicionales en los próximos años:

"El Director Ejecutivo de la AIE ha declarado en los últimos tiempos que el mundo se está moviendo hacia una 'edad de la electricidad' y lejos de los combustibles fósiles. Esto no parece ser confirmado por su informe Global Energy Review de 2025".

"El informe es una prueba más de la narrativa poco realista de la demanda máxima de petróleo para 2030", señala la OPEP de manera lapidaria.

A juicio de la Organización, el informe, por sus debilidades, contraviene las narrativas que la misma IEA ha promovido, llamando a la desinversión de combustibles fósiles.

Durante varios años, la OPEP ha promovido un esquema "incluyente" de todas las fuentes de energías disponibles –excepto el carbón– para encarar la transición en marcha.

Han indicado que, pese al incremento de la oferta de las nuevas fuentes renovables en los próximos años, aún no se avizora un pico petrolero por máxima demanda de barriles al día en los próximos años. Ahora, parece que la IEA está otorgándoles una cuota de razón.

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