Vie. 17 Octubre 2025 Actualizado 11:56 am

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La guerra contra el narco en México se caracteriza por su alta letalidad, la profunda militarización, la resiliencia del crimen organizado y un contexto internacional que perpetúa la violencia (Foto: SFGate)
Más costos que beneficios

México demuestra el fracaso de la guerra militarizada contra el narco

En diciembre de 2006 el entonces presidente mexicano, Felipe Calderón, desplegó al ejército para combatir a los cárteles de la droga, marcando el inicio formal de una guerra que definiría el siglo XXI en ese país. Esta ofensiva, apoyada política y financieramente por Estados Unidos bajo la Iniciativa Mérida, transformó la violencia criminal y la seguridad nacional.

A lo largo de tres sexenios, las estrategias han oscilado entre la confrontación militarizada, la recentralización discursiva y la ambigüedad de la "paz y fraternidad". Lo que se presentó como una estrategia de seguridad se convirtió en una guerra prolongada que ha dejado más de 450 mil muertos y desaparecidos, según registros de organizaciones civiles.

El conflicto armado prolongado ha sido alimentado por la militarización, la fragmentación criminal, el flujo de armas –sobre todo desde Estados Unidos– y la consolidación de México como país productor, tránsito y consumidor de drogas sintéticas. Es un espejo de la relación asimétrica con el vecino del norte, principal consumidor de drogas y fuente de armamento ilegal, e involucra a actores transnacionales que se benefician de un lucrativo negocio global.

SEXENIO DE FELIPE CALDERÓN (2006-2012): MILITARIZACIÓN Y FRAGMENTACIÓN CRIMINAL

La llegada de Felipe Calderón a la presidencia estuvo marcada por una legitimidad cuestionada tras una elección reñida. En este contexto, lanzar una ofensiva frontal contra el narcotráfico se convirtió en una estrategia para consolidar autoridad y responder a la creciente violencia intercarteles.

El 11 de diciembre de 2006 se inició la "Operación Conjunta Michoacán" con el despliegue de miles de efectivos militares. Esta decisión marcó una ruptura con los acuerdos de no-agresión de administraciones anteriores y recibió un respaldo crucial con la Iniciativa Mérida en 2008, mediante la cual Estados Unidos comprometió más de 3 mil 200 millones de dólares en asistencia para seguridad, inteligencia y equipo militar.

El objetivo declarado era "decapitar" a los cárteles mediante la captura o eliminación de sus líderes. Durante su mandato, fueron detenidas 96 personas de ocho diferentes cárteles, principalmente de Los Zetas (37); del Cártel de los Beltrán Leyva (17) y del Cártel de Sinaloa (15). Sin embargo, este éxito táctico tuvo consecuencias estratégicas desastrosas debido a que la fragmentación de los grandes cárteles –como el de Sinaloa, Golfo y Beltrán Leyva– no debilitó al crimen organizado, sino que provocó una explosión de violencia. Surgieron nuevos grupos más violentos y descentralizados, como los Zetas y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que se disputaron ferozmente los territorios y plazas.

Las estadísticas son elocuentes. Según datos oficiales, durante el sexenio de Calderón se registraron más de 60 mil homicidios relacionados con la delincuencia organizada. La tasa de homicidios dolosos se disparó desde 8 mil 867 homicidios en 2007 hasta 27 mil 199 en 2011. Además, el conflicto generó una crisis humanitaria con aproximadamente 250 desplazados de manera forzada, 30 mil desaparecidos, 20 mil huérfanos y 5 mil niños asesinados. El "éxito" en bajas del enemigo se logró a un costo social inmenso, sentando las bases para una guerra de larga duración.

La corrupción fue una marca indeleble de esta militarización de la supuesta lucha contra el narcotráfico. Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública de Calderón y arquitecto de la estrategia antinarco, fue arrestado en Texas en 2019 por proteger al cártel de Sinaloa a cambio de sobornos millonarios.

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El superpolicía de Calderón, Genaro García Luna, es juzgado en Estados Unidos por recibir sobornos del cártel de Sinaloa y amasar parte de su fortuna gracias al multimillonario gasto gubernamental en tecnologías de vigilancia (Foto: R3D)

ENRIQUE PEÑA NIETO (2012-2018): CAMBIO DISCURSIVO Y CONTINUIDAD SUBYACENTE

Con la promesa de reducir la violencia y enfocarse en la prevención, Enrique Peña Nieto llegó al poder buscando distanciarse de la narrativa bélica de su predecesor. Inicialmente, su gobierno dejó de dar publicidad a las capturas de narcotraficantes. Sin embargo, en la práctica, la estrategia de seguridad mantuvo su esencia militarizada mientras la crisis de derechos humanos se profundizaba.

Su estrategia, bautizada como "Estrategia Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia", buscaba, en el discurso, desplazar el énfasis de la captura de capos a la reducción de los homicidios y los delitos de alto impacto contra la ciudadanía. Se anunció la creación de una Gendarmería Nacional y se intentó restar protagonismo mediático a las acciones contra el narcotráfico.

Se incrementó el número de tropas militares en un 50 % en comparación con la administración calderonista. El número total de las fuerzas militares que participan en las operaciones de la lucha contra el narcotráfico aumentó de 50 mil a 76 mil 500 entre 2012 y 2013. Además, más de 20 mil miembros de la Policía Federal también participaron en estas actividades.

Sus logros más publicitados fueron capturas significativas como la de Joaquín "El Chapo" Guzmán en 2014 y 2016, y líderes de los Zetas y el Cártel de los Beltrán Leyva. No obstante, estas acciones no lograron pacificar el país. La violencia se reconcentró y mutó, emergieron con fuerza grupos de delincuencia organizada de alcance regional y el CJNG emergió como un poder hegemónico en vastas regiones del país.

El caso de violencia institucional más destacado fue la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa en 2014 con la presunta participación de autoridades municipales y policiales, además se reveló recientemente que la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos habría ocultado información relevante sobre el hecho. Ese año también ocurrió la masacre de Tlatlaya, donde soldados ejecutaron extrajudicialmente a 22 personas. Ambos sucesos se convirtieron en símbolos internacionales de la impunidad y la colusión entre el Estado y el crimen.

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Durante la administración de Enrique Peña Nieto los cuerpos de seguridad y bandas criminales participaron en la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa (Guerrero) mientras la DEA ocultaba pruebas (Foto: The New York Times)

Las estadísticas muestran un empeoramiento de la seguridad pública. El sexenio de Peña Nieto cerró con 156 mil 437 homicidios, 34 mil 824 más que en la administración de Felipe Calderón, lo que constituyó la cifra más alta de los últimos cuatro sexenios. La estrategia de "paz simulada", como fue criticada, consistió una continuación del modelo calderonista con un manejo de comunicación distinto, pero con resultados igualmente trágicos.

Quien fuera ministro de Defensa de México durante todo el gobierno de Peña Nieto, Salvador Cienfuegos, fue arrestado en Los Ángeles entre acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero de la droga entre 2015 y 2017, cuando integraba el gabinete.

La corrupción estructural, la impunidad –98% de delitos no resueltos– y la falta de profesionalización policial impidieron cualquier avance real, seguían siendo factores clave del problema pero no fueron abordadas de manera efectiva. Esto demostraba que sin una reforma institucional profunda, los operativos militares eran insuficientes.

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR (2018-2024): ABORDAJE ESTRUCTURAL EN PLENA INERCIA DE LA MILITARIZACIÓN

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó a la presidencia con una crítica feroz a la estrategia de sus antecesores. Propuso un cambio de paradigma bajo la consigna "Abrazos, no balazos". Sin embargo, su gobierno quedó envuelto en la inercia de la militarización de la seguridad pública aunque la retórica era pacificadora. Su gobierno creó la Guardia Nacional, una corporación de naturaleza civil, pero bajo mando militar.

Los logros que esgrime su administración incluyen la captura de varios capos, como Ovidio Guzmán López. No obstante, la violencia no cedió de manera sustancial, con un acumulado de homicidios que ronda los 30 mil al año durante su mandato. Los cárteles han diversificado sus actividades, según la DEA, los cárteles de Sinaloa y CJNG son responsables de la gran mayoría del narcotráfico en Estados Unidos, suministrando metanfetaminas, cocaína, heroína, marihuana y otras drogas. Una cantidad cada vez mayor de fentanilo, la principal causa de sobredosis en Estados Unidos, también es supuestamente contrabandeada a través de la frontera sur por estos cárteles y sus socios.

La estrategia de no confrontación ha sido interpretada por algunos analistas como una tolerancia tácita que ha permitido a los grupos criminales consolidar su control territorial y económico, pero poco se debate respecto a los fracasos de la militarización que no aborda las fallas estructurales de México, punto en el que AMLO acentuó las líneas de acción.

Sin embargo, el Informe Mundial de Drogas 2025 reveló que los cárteles mexicanos generan 12,1 mil millones de dólares anuales a través del tráfico de cocaína, heroína y metanfetaminas, lo que los ubica como las organizaciones criminales más lucrativas del mundo en este rubro.

El abordaje estructural de la pobreza mexicana permitió sentar bases para superar las causas estructurales que inducen a parte de la población a trabajar para la economía ilegal. El gobierno de AMLO logró importantes avances como el aumento de pensiones, reducción de la pobreza, creación de empleos, fortalecimiento de la economía, proyectos de infraestructura y respuesta eficaz a desastres naturales.

LA RENTABILIDAD DE LA VIOLENCIA LÍQUIDA

El mapa del crimen organizado en México es dinámico y ha evolucionado al ritmo de las políticas de seguridad. Durante la ofensiva de Calderón, los grandes cárteles se fragmentaron, dando paso a un enjambre de organizaciones más pequeñas pero igualmente violentas.

Los cárteles mexicanos han evolucionado de estructuras jerárquicas a organizaciones más horizontales y fragmentadas. La guerra ha mutado de un conflicto entre estos grupos por rutas de drogas a una disputa por el control de territorios para realizar actividades de extorsión, secuestro y narcomenudeo:

  • Cártel de Sinaloa (CDS). Actualmente dividido en facciones (Los Chapitos, Mayo Zambada), mantiene el control de rutas hacia Estados Unidos. Fue liderado históricamente por "El Chapo", se mantiene como una de las estructuras más poderosas, con una presencia global en el tráfico de fentanilo y metanfetaminas. Su red es sofisticada y se ha adaptado a la fragmentación con divisiones internas.
  • Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Controla 24 estados y es liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, "El Mencho". Posee una amplia red de distribución en Europa y Asia a pesar de ser el grupo de más rápido crecimiento desde su aparición en 2011. Se caracteriza por su extrema violencia, tácticas de tipo militar –uso de drones, explosivos improvisados, uniformes apócrifos– y un dominio territorial expansivo, compitiendo directamente con el CDS.
  • Otros Grupos. Existen cárteles históricos fragmentados como La Familia Michoacana, Los Viagras, La Unión Tepito, Santa Rosa de Lima, remanentes de Los Zetas, Guerreros Unidos, Cártel del Golfo, entre otros nuevos grupos locales que se dedican al narcomenudeo y delitos de alto impacto social. Utilizan la violencia brutal para asegurar el control local y diversificaron sus negocios hacia la extorsión, minería ilegal y huertos de aguacate.

La guerra ha catalizado la evolución morfológica y táctica de la violencia al punto de hacerla apta para enfrentar diversos obstáculos y aprovechar las ventajas que le ofrece la liberalización económica de la región. La ofensiva calderonista transformó un panorama criminal de oligopolios relativamente estables en un mercado hiperfragmentado y competitivo. La desaparición de cárteles como los Beltrán Leyva creó un vacío que fue llenado por estas entidades que son más agresivas y diversificadas.

Su evolución táctica ha sido notable. Han desarrollado sofisticadas capacidades de inteligencia, cibernéticas y financieras. Las tácticas se han sofisticado, incluyendo el uso de drones armados y blindajes artesanales, una evolución táctica que ha sido ampliamente documentada. En tanto que su violencia se ha instrumentalizado, usando la diseminación de ejecuciones brutales y la siembra de terror como herramientas de control territorial y negociación.

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Los cárteles mexicanos compiten en una guerra armamentística mediante el equipamiento de camiones “monstruo” con torretas de ametralladoras y el uso de drones para controlar las rutas de la cocaína (Foto: El País)

Así ha aumentado el control de economías ilícitas diversificadas como la extorsión generalizada (cobro de piso), el tráfico de migrantes, el robo de hidrocarburos y la explotación de recursos naturales como el aguacate y la madera. Esta adaptación demuestra la resiliencia de estas organizaciones frente a unas políticas estatales centradas casi exclusivamente en el uso de la fuerza.

La economía criminal mexicana genera ingresos anuales multimillonarios. Según la DEA, recientemente, México se ha consolidado como un centro global de producción de drogas sintéticas a gran escala, particularmente fentanilo, lo que ha transformado la dinámica criminal y las alianzas internacionales.

Según Oswaldo Zavala, en su libro Los cárteles no existen, ya estas agrupaciones no se desempeñan como organizaciones piramidales, sino como redes fluidas que basan su resiliencia en el control territorial.

Fuentes internas del Departamento de Justicia consultadas por medios internacionales afirman que, tomando en cuenta la inflación de los últimos 15 años, el narcotráfico en México genera entre 37 mil y 58 mil millones de dólares anuales solo por el dinero en efectivo que regresa a México., superando el PIB de varios países centroamericanos.

El fentanilo se ha convertido en el producto más rentable: un kilo de precursor químico costaba 2 mil dólares y se vendía en 2 millones en calles estadounidenses. Además, los cárteles facturan 3 mil millones anuales por minería ilegal (hierro, carbón, oro) y mil 500 millones por extorsión a transportistas y productores de aguacate y limón.

El consumo interno de drogas también creció: la Encuesta Nacional de Consumo 2022 reveló que 5,3 millones de mexicanos han usado drogas ilegales, un aumento de 87 % respecto a 2016, liderado por la metanfetamina y el fentanilo.

CÍRCULO VICIOSO DE MILITARIZACIÓN, VIOLENCIA Y TRÁFICO DE ARMAS

La militarización de la seguridad pública ha sido una constante ascendente. De ser un recurso de emergencia bajo Calderón, las Fuerzas Armadas se convirtieron en el actor central e inamovible de la seguridad.

Este conflicto interno se alimenta de un flujo constante de armas de fuego provenientes del extranjero. Se estima que más del 70% de las armas ilegales incautadas en México son traficadas desde Estados Unidos. El informe "Conflagración en México" (2019) detalla cómo el tráfico se realiza a través de la "arquitectura de la impunidad" en la frontera.

El flujo es masivo, según el gobierno mexicano, cientos de miles de armas cruzan la frontera anualmente. Este comercio ilegal es facilitado por leyes laxas de control de armas en Estados Unidos, particularmente la "Ley de Protección del Comercio Legal de Armas" que dificulta el enjuiciamiento de armeros, y la proliferación de ferias de armas.

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Tasas por cada 100 mil habitantes de defunciones por homicidios vs. defunciones por homicidios por agresión con disparo de armas de fuego, 1990-noviembre 2024 (Foto: Seminario sobre Violencia y Paz - México)

El problema pasa por Estados Unidos y se "globaliza". Documentos de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) señalan la participación de empresas y gobiernos de otros países. Israel ha sido un proveedor significativo de armas y tecnología de vigilancia. Asimismo, países europeos como Italia, España y Alemania han exportado armas largas y municiones que, de manera legal o desviada, han terminado en el conflicto mexicano. Este comercio internacional arma a ambos bandos del conflicto, perpetuando un ciclo de violencia.

La demanda de drogas en el norte y la oferta de armas en la misma dirección crean un círculo vicioso de violencia y muerte. Fusiles de asalto Galil israelíes, granadas de fragmentación alemanas y fusiles de alta precisión austríacos han sido incautados a grupos criminales. Esta dinámica crea un círculo vicioso: más armas → más violencia → más militarización → más demanda de armamento por parte de cárteles.

Esta internacionalización del tráfico de armas evidencia que la guerra en México es un conflicto con profundas raíces transnacionales. La industria armamentista global, con fuerte participación estadounidense y europea, ha convertido a México en un mercado secundario de alto riesgo mientras la falta de cooperación efectiva de Washington en el control de exportaciones agrava la crisis.

CIERRE Y BALANCE: CIFRAS CLAVE

  • Homicidios dolosos acumulados entre 2006 y 2023: 380 mil. La tasa ascendió desde 8,5 por cada 100 mil habitantes en 2007 a 24 en 2023. Sin embargo, según un informe reciente de incidencia delictiva, desde junio de 2024 a junio de 2025, el promedio diario de homicidios dolosos a nivel nacional descendió de los 89,3 a los 65,6.
  • Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), entre 2006 y 2022 se registraron en México 218 mil 885 personas desaparecidas, no localizadas y localizadas.
  • Según la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), entre enero de 2007 y diciembre de 2022 fueron decomisadas 186 mil armas, 13% de ellas durante el sexenio de AMLO.
  • Entre diciembre de 2018 y junio de 2024 los cuerpos de seguridad identificaron y destruyeron 2 mil 592 laboratorios clandestinos de metanfetamina. En lo que va de la administración Sheinbaum se han desmantelado mil 564 narcolaboratorios y áreas de concentración
  • El gasto público en seguridad y defensa aumentó de 3 mil millones de dólares en 2006 a 11,8 mil millones de dólares en 2023.
  • Según Human Rights Watch, entre 2010 y 2022, las fiscalías estatales abrieron alrededor de 300 mil investigaciones por homicidio doloso y solo en 51 mil casos pudieron identificar formalmente un sospechoso, lo que equivale a una tasa de esclarecimiento del 17 %.
  • Según un estudio publicado en la revista Science, en 2022 el narcotráfico era el quinto empleador de México e involucraba a unas 175 mil personas, mientras que su cifra de negocio ascendía al entorno de los 6 mil millones de dólares anuales.

La guerra contra el narco ha derivado en un escenario complejo para un país cuyo peso en la región latinocaribeña es indiscutible. La evolución del conflicto entre el Estado mexicano y el crimen organizado en torno al narcotráfico está caracterizado por su alta letalidad, la profunda militarización, la resiliencia del crimen organizado y un contexto internacional que perpetúa la violencia. De allí que se puede concluir que:

  • La estrategia de confrontación militar de 2006 solo fragmentó a los cárteles, lo que disparó la tasa de homicidios dolosos a niveles históricos y generó una crisis humanitaria con más de 200 mil desaparecidos.
  • La violencia es alimentada por el flujo incesante de armas ilegales desde Estados Unidos y el desvío de armamento legal de países europeos e Israel, que violan normativas internacionales. Dos millones de armas ilegales y una demanda insaciable de drogas financian la violencia.
  • Los cárteles evolucionaron hacia estructuras híbridas, empresariales y paramilitares, más allá del control estatal. Han aprovechado la inestabilidad y la alta demanda de drogas desde Estados Unidos para expandir su control territorial, diversificar sus actividades y consolidarse como poderes fácticos en vastas zonas del país.
  • La "Guerra contra las Drogas" ha fracasado en sus objetivos principales. Ha costado cientos de miles de vidas y consolidado el poder de los grupos armados, demostrando la necesidad urgente de una estrategia integral y desmilitarizada.
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