El precio del crudo Brent ronda los 62.20 dólares estadounidenses por barril y el del WTI los 58.58 dólares por barril, para el 22 de octubre. En lo que va de año, el barril de Brent se ha depreciado un 12%, mientras que el WTI ha visto una mayor depreciación estimada en un 17%.
Entretanto, los precios de los crudos de la Cesta OPEP han variado también a la baja, arrojando un promedio de 15% de descenso.
La contrastación de los datos de producción y comportamiento de los precios, demanda un análisis del mercado petrolero y considerar la posibilidad de un nuevo contexto de precio bajista.
COMPONENTES DE LA OFERTA Y CAUTELA EN OPEP+
En la última reunión de OPEP+ se acordó un aumento de la producción petrolera en solo 137 mil barriles diarios en noviembre, optando por una estrategia conservadora. La medida fue adoptada en medio de crecientes temores de un exceso de oferta global y la decisión estaría sujeta a cambios, si se reproducen desequilibrios entre la oferta y la demanda.
La medida, considerada la más conservadora entre las opciones discutidas, refleja la preocupación por la desaceleración de la demanda y el repunte de la producción en países fuera de la alianza, como Estados Unidos, Brasil y Guyana (país que está robando recursos bajo reclamación venezolana).
Durante los últimos meses, el mercado del crudo ha mostrado señales de fragilidad, con el precio del Brent estabilizándose entre 60 y 70 dólares por barril, por debajo de los 82 dólares registrados a comienzos de 2025.
La reciente caída de hasta 8% en la cotización del precio internacional del barril fue la que reforzó la necesidad de prudencia dentro del bloque. Pero es necesario puntualizar que, para varios miembros de OPEP+, el problema en sí mismo no es la caída moderada y eventual del precio de crudo, sino las dinámicas de mercado hasta fin de este año y para 2026.
Según Jorge León, de Rystad Energy, la OPEP+ "actuó con prudencia al observar la creciente sensibilidad del mercado ante un posible exceso de oferta".
Aunque la organización sostiene que sus decisiones se basan en fundamentos de oferta y demanda, fuentes cercanas a las negociaciones indican que Arabia Saudita busca recuperar cuota de mercado frente a productores rivales, señaló Rystad.
Desde abril, los aumentos acumulados de producción superan los 2,7 millones de barriles por día, alrededor del 2,5% de la demanda global, aunque el cumplimiento real de las cuotas ronda apenas el 75%, debido a limitaciones de capacidad en varios miembros.
Otro de los componentes del actual esquema de oferta es la reedición de la estrategia del año 2015 para contener la producción de shale oil de Estados Unidos. Esta estrategia es claramente congruente con la competencia frente a otros productores y la disputa por cuotas de mercado.
Inducir una baja en el precio alrededor de los 60 dólares por barril compromete la rentabilidad de diversos pozos y campos basados en crudo no convencional en Estados Unidos.
Pero los productores estadounidenses de este ramo han aprendido las lecciones del pasado. Muchos desarrollos han logrado incrementar su eficiencia y han reducido los márgenes de costos para operar ciertos campos y pozos, lo cual les hace más resilientes a ciertos precios inferiores a 60 dólares por barril.
Por otro lado, ciertas instancias financieras están prestas para apoyar a ciertas empresas operadoras de campos, para que puedan resistir un ciclo de bajos precios, sin cerrar sus pozos. Sin embargo, el actual nivel en las tasas de interés en Estados Unidos es un factor en contra de las estrategias de apalancamiento financiero.
En todo caso, la competencia contra Estados Unidos, por ahora, no ha surtido efectos relevantes en la producción del país norteamericano, aunque este año se estiman menos nuevas plataformas en comparación con 2024, lo cual sugiere una desaceleración de la producción.
La nueva oferta OPEP+ y de sus competidores ya mencionados sigue fluyendo en el mercado, reproduciendo un clima de cautela.
COMPONENTES DE LA DEMANDA
La importante nueva oferta adicional de OPEP+ en lo que va de año no ha propiciado una caída grave de los precios del crudo.
Esto sugiere que la estrategia de colocación de barriles y reposicionamiento comercial de algunos países del bloque ha funcionado adecuadamente.
La estrategia parece cumplir con varias premisas; logra bajar el precio del crudo a niveles adecuados para ralentizar los incrementos de la producción estadounidense en campos de crudo no convencional. Por otro lado, los productores OPEP+ recuperan cuotas de mercado. Además, los países parte de la alianza mantienen ingresos adecuados para cumplir con sus grandes obligaciones (este es el caso de Arabia Saudita y Rusia, cuyos gobiernos están pagando grandes facturas por diversas razones).
Pero conviene advertir que la estrategia sigue funcionando, en parte, por otros componentes, como los factores de la demanda.
Uno de ellos ha sido el repunte del consumo estival (en verano).
Otro factor ha sido el aumento del almacenamiento estratégico de China. La República Popular ha estado aumentando sus reservas de petróleo, almacenando aproximadamente 900 mil barriles diarios entre enero y agosto de 2025, según la U.S. Energy Information Administration (EIA). Este aumento se debe a la acumulación de un superávit de crudo, ya que la producción y las importaciones superaron el procesamiento de las refinerías. China estaría aprovechando los precios actuales para asimilar parte de la oferta adicional que ha surgido desde OPEP+.
A pesar de estas condiciones favorables para el ritmo de demanda global, el principal factor de incertidumbre emana desde Estados Unidos. Las cifras de empleo, crecimiento económico y ritmo del consumo y actividades comerciales no son tan alentadoras para la Administración Trump.
Esto obedece a las políticas arancelarias e incertidumbre surgida por las políticas del mandatario. El pulseo comercial y arancelario con China, India y países aliados estadounidenses sigue degradando las perspectivas de la economía norteamericana, irradiando sus efectos al mercado internacional de materias primas.
Es evidente que, de continuarse deteriorando los términos del comercio internacional, esto se colateralizará negativamente en la demanda petrolera, lo cual podría romper el frágil equilibrio existente entre la oferta y la demanda.
FACTORES GEOPOLÍTICOS COMO COMPONENTES DE LOS PRECIOS
A pesar de la nueva colocación de oferta de OPEP+, no se han roto los principios del mercado y no ha habido afectaciones graves al precio internacional de crudo. El año 2025 ha sido un año donde muchos factores y componentes han incidido en las dinámicas de precios. Estos elementos, por defecto, han mitigado las reacciones en el mercado luego de la colocación de barriles de OPEP+.
Uno de ellos ha sido el cuadro geopolítico, especialmente mediante las tensiones de Israel e Irán, las cuales irrumpieron de manera intermitente impulsando la volatilidad.
Otro elemento ha sido la crisis de seguridad en el estrecho de Al Mandeb y el mar Rojo, por los ataques de hutíes de Yemen a embarcaciones comerciales, incluyendo petroleras, lo cual ha repercutido en los costes de transporte.
El contexto actual, de aparente distensión y "acuerdo" sobre Gaza, orquestado por Donald Trump, podría desescalar tensiones y reducir la inestabilidad. Pero se trata de una "paz" muy frágil.
Otro componente ha sido el desarrollo de la guerra ruso-ucraniana. Durante este año, las sanciones occidentales y ataques físicos a refinerías rusas han comprometido y perturbado los niveles de oferta desde Rusia.
El elemento más distintivo de esto ha sido el de las presiones de Trump a India para que cese la compra de crudo ruso. Ese factor ha sido un componente clave en la volatilidad del precio del crudo, imponiendo nuevas incertidumbres sobre la participación del gigante euroasiático en el mercado.
La guerra ruso-ucraniana sigue en vilo, y no hay claridad sobre de qué manera esta seguirá influyendo en las dinámicas del mercado petrolero.
Para este mes en curso, diversos componentes de la volatilidad internacional han sido contenidos o al menos no han escalado a niveles altamente perjudiciales. Ello sugiere una disminución de los componentes de volatilidad. De continuar esta tendencia hasta el fin de año, habrá más posibilidades de que el valor de los crudos siga descendiendo levemente, pese a la temporada invernal.