Vie. 11 Octubre 2024 Actualizado 6:35 pm

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¿Cómo podemos ganarle la partida al capitalismo? Creando otro modo de producción (Foto: Hernán Cano / Sputnik)

Chávez, el 4F y los imitadores

"Nosotros requerimos con urgencia de un proyecto grannacional, porque no podemos seguir solo filosofando durante 100 años, debemos ir a lo concreto, tenemos que traducir las ideas en acciones, la filosofía en acción".

Hugo Chávez

"Nuestra esencia es mantenernos en proceso de cambios, para evitar que nos volvamos agua estancada".

Nicolás Maduro

Cuando el capitalismo y sus propagandistas anunciaban el fin de la historia conocida, y se instauraban como dictadura absoluta sobre todos los pueblos del mundo, aplaudiendo el aplastamiento de las demás ideas nacidas de la raíz del humanismo, a saber comunismo, socialismo, utopismo y otros ismos que se diluyeron en ideologías panfletarias que solo quedaron para servir a demagogos y vividores de la política, porque ninguno de sus propulsores fue capaz de experimentar, construir en lo físico, los postulados que propugnaban, sino que se quedaron pegados en la creencia de que el capitalismo y su maquinaría productiva podía resolver el hambre, el miedo y la ignorancia en nosotros los pobres.

En medio de lo que parecía imposible, los hechos de 1989 potencian a la fuerza que se venía gestando desde hace años en los cuarteles de Venezuela, y aparece el 4F y Chávez como guía, que con su radical terquedad y aferrado a la idea de ser original desde lo más profundo de la tierra, se plantó en la plena cara del capitalismo para decirle que nosotros estamos aquí para pensar y experimentar un país que sea y se parezca de cerca y de lejos a nosotros, que cuando se nos nombre se sepa con respeto y admiración, de quien están hablando propios y extraños, que no haya dudas de que somos un pueblo de una sola cara, siempre dispuestos a tender la mano amiga a los hermanos del mundo, siempre aceptando la diversidad, con la certeza de que eso somos nosotros también.

Es de hacer notar la originalidad de este movimiento: la mayoría de sus cuadros dirigentes y activistas provienen de ser campesinos, hijos de campesinos o hijos de obreros, y la izquierda que se le afilia no pertenece a los señorones de izquierda sino gente de igual calado.

Chávez no quiso imitar, copiar; siempre se mostró auténtico en público y privado, colocándose por encima de la mediocridad intelectual, política, de los imitadores perpetuos que pululan en los salones del poder, por ello fue capaz de someter sus ideas y decisiones a la más infantil e inocente de las ignorancias del nosotros colectivo, que si las estudiamos bien, nos pueden convertir en un pueblo de maravillosos logros, o como ya nos ha sucedido, en pedigüeños perennes, sin conciencia de nuestra existencia, siempre a merced de los poderosos que nos usan como el viento a la brizna de paja.

Así mismo (porque hay realidades que no se pueden ocultar, a saber: la miseria, la riqueza, la mediocridad y las ideas, entre otras) las sometió a la más rastrera y taimada sabiduría de los poderosos, que mientras asesinan y roban para colmar sus abundantes, desbordantes e individuales platos, con la tragedia de todos, usan a sus imitadores perros falderos para que estos engañen, oculten, sustenten sus tradiciones, modos, usos y costumbres y ataquen el peligro que pueden representar las ideas expresadas por un hombre como Chávez.

Debemos entender que Chávez, a pesar de estos personajes mediocres, imitadores redomados, modosos, exquisitos, ya sean políticos, intelectuales, cómicos, profesionales, artistas, periodistas, comunicadores, animadores, académicos, unos en la derecha, otros en el centro y otros en la izquierda de cualquier signo, aunque se disfracen de gremialistas, radicales, progres, desarrollistas o de rojo rojito, no son más que lambeplatos, vividores de miserias colectivas, que de vez en vez dejan caer en forma de migaja el gran plato de la abundancia de los pocos, para que estos sirvientes transfigurados en esclavos exquisitos y exclusivos, escondan la tragedia, sus causas y consecuencias tal y como lo han hecho desde la llegada de los europeos a estas tierras.

Lo peor de todo es que estos seres, empequeñecidos de cerebro y voluntad, habitan con su vulgaridad y maledicencia en todas las filas y columnas. Sí, esa sabiduría mercenaria remachada desde la escuela, las universidades, las artes, las academias y el botiquín de la esquina; más que ayudar a sustituir este miserable andamiaje lo apalanca con su palabrería fofa, que se sustenta en viejas ideas como el cristianismo, el liberalismo, con sus panfletos de libertad, igualdad y fraternidad con el que mantienen la ilusión y la esperanza en las mayorías esclavizadas; el comunismo, el socialismo, el anarquismo, el utopismo y muchas otras transformadas hoy en panfletos, consignismos, clichés, secos conceptos sin vida, con las que confunden y paralizan los cerebros de la gente, evitando con esos desarreglos que nazca lo distinto, la creación colectiva, el experimento y se echen las bases de la cultura que ha de sustituir al actual sistema.

Chávez, este ser universal por el simple hecho de haber nacido en un punto X del universo que lo dotó de pertenencia telúrica, nos enseñó el orgullo de ser nosotros en cualquier parte que nos paremos, no como compradores de ta'barato dame dos o los ignorantes imitadores de modas y consumos, de los grises que pueblan las pantallas de la tv, sino como los universales seres que, en colectivo, podemos llevar adelante la idea de ser un pueblo, un país que ha de contribuir a juntar a este planeta, entendiendo la diversidad de la vida, respetándola y aceptándola, y para ello nos dejó una gran tarea pendiente a nosotros como pueblo: fundarnos en colectivo, ser país, dejar de ser mina, calco, copia, repetición infinita de las miserias de otras experiencias ocurridas en siglos pasados.

Este es el Chávez que conjuntamente con otra gente hizo posible el 4F que trajo todos estos hechos que hoy nos mantienen en vilo, obligándonos a tomar decisiones entre si devolvernos al pasado o continuar en el viaje maravilloso que significa pensar, experimentar y construir el futuro que no ha existido y que puede ser físico en otros cuerpos y formas de la vida, que condicionarán su existencia en otro espacio y tiempo, diseñado por esas maneras y formas de vivir.

Desde aun antes del 4F, Chávez pensaba en el planeta, mientras la izquierda estaba acomodándose en los viejos cojines usados que les tiraba la burguesía como limosnas por servicios prestados. Las excepciones solo justifican las reglas de individuos que en su egoísmo se refugiaban en la manida carta de la honestidad y vivían desgañitándose contra la corrupción y tenían sus pedestales de luchadores anticorrupción, aplaudidos en secreto por la burguesía, a la que al final terminaban prestándole un gran servicio.

En Venezuela, la izquierda estaba tan perdida de lo que ocurría en esa época que andaba defendiendo las cuevas del Cafetal, o el cerro tal, o la ciudad colonial tal, o la ayahuasca, y sus libros preferidos eran el Don Juan del Dinero, la Escuela de Frankfurt, Michel Foucault, Theodore Adorno, la dianética y el crecimiento personal; o buscando mediocres cargos en las estructuras universitarias o en cuerpos ministeriales o rumiando sus amarguras en diputaciones, concejalías, alcaldías que les permitía la burguesía. Por otro lado los artistas, académicos, científicos e intelectuales en general añoraban cargos en estructuras culturales y embajadas para satisfacer sus pequeñas veleidades, mientras el pueblo estaba vuelto triza. Ese es el gran velo que descorre el 4F y por eso su convocatoria consigue eco en las mayorías, odio profundo en la burguesía y recelo en los sectores clase media.

Para muchos el 4F es un acto mágico y sus actores y protagonistas en cualquier bando son seres extraterrestres o del más allá misterioso, que llegaron a estas tierras a librar una gran batalla delante de nosotros como si fuera una final Magallanes-Caracas, o una trifulca que merece monumentos y estatuas que lo detengan en un lejano 1992, hasta que quinientos años después algunas pocas personas le estarán prendiendo velas y añorando otro 4F, por la cobardía de no enfrentarnos y asumir las tareas pendientes que se nos ha heredado hoy.

Para nosotros, mortales vivientes, entendemos que los hechos del 4F son hijos de decisiones que a su vez generaron hechos anteriores, primero en Europa y luego en Estados Unidos. Por ejemplo, ya lo dijo Chávez, el 4F es hijo de 1989, este a su vez es hijo de una decisión tomada por la burguesía mundial, en función de planes que tienen que ver con imponer el neoliberalismo en todo el planeta, que implica entre otras cosas eliminar los Estados-naciones o reducirlos a simples empresas privadas que cumplan o resuelvan al capitalismo necesidades y problemas para seguir andando. Así mismo apropiarse de minas sin tener que pagar a los Estados los costes de las mismas; estos a su vez son hijos de planes burgueses que tienen que ver con la invasión no tan silenciosa de los Estados Unidos en los años de 1890 aproximadamente a estos territorios, para la explotación del petróleo fundamentalmente, y estos a su vez son hijos de planes burgueses que tienen que ver con el estallido de la revolución burguesa en Europa y que genera en estos territorios las guerras de independencia, y esta a su vez es hija de la acumulación primaria de capitales que se generó en Europa producto del saqueo, robo y asesinato de culturas en diversos tiempos y espacios, no solo en Europa, sino también en otros territorios, y todo ello llevó a los europeos a invadir y asesinar a cuanto ser vivo se les presentara al frente, bien fuera para hacerle batalla o para usarlo como acumulación de capital y con ello fundar la colonia y convertirse en humanos: refinados seres que se abrogan el derecho divino, natural y por la fuerza, sobre todo por la fuerza, de nombrar a los demás seres vivos, catalogarlos, empaquetarlos y venderlos al mejor postor, siempre en la premisa de menor inversión, mayor ganancia.

En estos largos o cortos años, desde que las élites europeas decidieron que ellos debían ser los dueños del mundo, por primera vez en este territorio que habitamos los venezolanos ocurren hechos que nos permiten pensar que es posible crear una cultura distinta a la actual. El 4F abrió esa gran rendija que nos puede permitir el otro pensamiento, el no ocurrido, ya no el de los dioses, el individuo, sino el potencialmente colectivo.

El 4F ocurre cuando precisamente se están cumpliendo los quinientos años de la llegada de la criminal cultura europea a estas tierras, pero también sucede cuando el pensamiento burgués ya no tiene nada que decir y la cultura burguesa se mueve inercialmente, ya no como la aventura prodigiosa que nos vendieron, sino como los miserables avaros de siempre, acosados por el hambre, el miedo y las ignorancias antiguas que los mantienen asesinando la vida, y por lo que están dispuestos a convertir el planeta en una retorcida lámina de zinc chamuscada con tal de mantener su dominio.

La insurrección del 4F no es una revolución en el exacto sentido de la palabra, es más bien el anuncio contundente de que la fiesta hace mucho se terminó y solo hemos estado viviendo en la resaca de la pea. Es el grito a tiempo de que la casa no tiene compón y que debemos planear una distinta, el 4F es el cachetón que nos saca de la creencia y nos ubica en el exacto centro de la tragedia para que podamos tomar decisiones. El 4F no es un hecho regional, local o continental, es uno planetario.

Ver el 4F como un solucionador de los problemas creados por el capitalismo es no entender, es ser miopes, ante la trascendencia sustancial que se nos propone como pueblo, el no percibir los hechos en su gran dimensión es un equivocarnos que nos puede devolver a los corrales del capitalismo, como ya le ha ocurrido a otros pueblos que tampoco han podido percibir las señales, las claves, los códigos que emiten los hechos en los tiempos y espacios que ocurren y siempre les damos respuestas sabias ya conocidas, que al final terminan integrándonos al modo, uso y costumbre de la tragedia capitalista.

La terca realidad continuamente nos señala el camino, pero los acomodaticios, los oportunistas, los triviales, siempre intentan arrastrarnos al pasado, a lo conocido, aplican el dicho que mejor malo conocido que bueno por conocer, y con ello pretenden y en la mayoría de los casos lo logran, que todos nos detengamos, que nos estabilicemos, sin entender que lo que se estabiliza es lo que existe y no lo por crear, pero a punta de consignas, panfletos y clichés nos hacen creer que es mejor para nosotros la esclavitud que sostiene la libertad del dueño.

La libertad, la igualdad, la fraternidad y la repartición de la riqueza por igual, si bien en la vida práctica es disfrute de los dueños, no es menos cierto que en nosotros los esclavos, los dueños la usan como ideología a fin de mantenernos trabajando para llegar a lograr ese puesto de dueño, desconociendo nosotros que eso solo nos somete a mayor esclavitud.

Mientras los pobres deseemos lo que ya los ricos ostentan, precisamente a costa de nuestra esclavitud, estaremos sosteniendo una quimera. Para que exista esa riqueza, nosotros los esclavos debemos existir, porque somos quienes la producimos. Algunos luchadores, incluso de buena fe, se conforman con que dentro del capitalismo los pobres podamos comernos un plato de frijol, aprender las letras y tener un trabajo, sin comprender que eso no es cambiar, ser otros, sino el remache de la esclavitud. La libertad que disfruta el dueño descansa sobre nuestros lomos y por eso debemos entender que el 4F no ocurrió para que luchemos por las prebendas de los dueños, sino para que pensemos en otra manera de vivir, de ser, de estar.

Siempre hemos dicho que la inestabilidad política es nuestra mejor carta, mientras la burguesía intente aplastarnos; todas las formas orgánicas que usemos, sean gremios, misiones, partidos, deben tener el carácter de la adaptabilidad a las circunstancias que al cambiar estas se pueda cambiar también la estructura, por la sencilla razón de que lo que se estabiliza es lo que existe y si lo que existe es el capitalismo, nuestro esfuerzo terminará por estabilizar al capitalismo, pero peor aún, no será a un rozagante capitalismo sino a un Frankentein, una bazofia, y si todo el esfuerzo de millones de seres solo servirá para eso, para que esto se estabilice, entonces perdimos. No entendimos las claves emitidas por el 4F. Tanto Maduro como Diosdado anuncian estar dispuestos a abrir una discusión, y desde todo punto de vista es mejor correr este riesgo de abrir una batalla del pensamiento que quedarse tranquilos, porque quedarse tranquilos es perder sin pelear.

El peligro de la conversa es que repitamos a los mismos intelectuales de siempre, los ya convocados, a los que tienen responsabilidades en esta tarea, pero por su cobardía acomodaticia no se atreven a decir, o peor aún, no tienen nada que decir y solo buscan estabilizar lo existente para poder medrar como buenos mediocres; lo que nos propone el 4F no es rebuscar en el pasado lo no cumplido porque eso ya es clavo pasado; el que comió, comió; el que bebió, bebió; el que tuvo hambre ya ocurrió y nada de eso tiene solución porque pertenece al mundo de lo muerto. Esos son problemas del capitalismo y él vive de ellos. La propuesta es simple: soñar, pensar, experimentar, un mundo en donde ninguna de estas tragedias estén; lo que significa pensar desde otra perspectiva, el soñar sin y para lo existente.

Cuando hablamos del 4F no nos referimos a héroes, mártires, balas, sangre perdida, o ganancias, victoria o derrota por cobrar o pagar, sino a un hecho que nos batuquea el cerebro, que nos habla desde lo profundo de una tragedia que tiene miles de años sin resolverse y que una vez más nos muestra la opción que nos obliga al estudio, a la acción, en donde lo cansado, lo acomodado, el confort, por mucho que hayan luchado, por mucho héroe que hayan sido, por muchos familiares muertos, no tienen cabida en la propuesta de estar vivos permanentemente que nos proponen Chávez y el 4F.

Chávez entendía que había que pensar, experimentar, accionar, para separarse del capitalismo, y este lo entendía no como un problema nacional sino como un sistema planetario, y que la única forma de lograr sustituirlo era por la vía del encuentro de todos como planeta, en el entendido de que es el todo lo que se separa del todo y no una parte, que no es un país o una región o un continente el que debe separarse del capitalismo, sino todo el planeta, porque si no estaremos repitiendo trágicamente lo que ocurrió con la Unión Soviética y los demás ejemplos ya conocidos.

Otro ejemplo es como en América Latina y el Caribe se están sucediendo hechos en donde el atosigamiento de los pueblos por parte del capitalismo es absoluto, al punto de llevarlos a sublevaciones unas tras otras en las distintas minas, a solicitar la salida de los presidentes que evidentemente son ladrones, asesinos, vendepatrias, corruptos, payasos, traficantes de drogas, y a estos los suceden otros iguales o peores, que vaciados de toda idea se cuelan por la baranda, con discursos de magos, salvadores, prestidigitadores, adivinos, todo ello en nombre del pueblo, de la izquierda, del progresismo, del desarrollo, del capitalismo popular o de cuello blanco, del liberalismo, del neoliberalismo, de dios, de las criptomonedas, o de todas juntas. Los pueblos en su agotamiento no pueden más y repiten sus sublevaciones y de nuevo son masacrados en la búsqueda de salvadores que igual pueden ser religiosos, fachos o cualquier otro discurso en donde se recicla el bandidaje político, que como apagafuegos cobran por los favores prestados a los grandes dueños del capital, únicos que verdaderamente ganan en esos ríos revueltos del desbarajuste capitalista.

La verdad es que a nadie le interesa ni le ha interesado la unidad latinoamericana ni mundial de los pobres, nada más a Chávez, y hablamos de las personas más honestas que se juntaron con Chávez. Hablamos de Lula, los Kirchner, Correa, Evo, para llevar adelante sus conceptos de la unión de naciones, porque a ellos solo les interesaba su pequeño coto, su hacienda, su mina, creían y creen a pie juntilla que basta con sustituir a los ladrones, asesinos, vendepatrias, corruptos, payasos, traficantes de drogas, construir la economía, tener gobernabilidad, hacer alianzas y ser un modelo económico socialista en América Latina. Juraban y juran que el problema no es la etapa superior del capitalismo y sus convulsiones sino la capacidad de atraer inversiones, de organizar al aparato del Estado, de reducirlo y hacerlo eficiente con los impuestos, de luchar contra la burocracia y su corrupción, porque el problema no es el capitalismo y sus empresarios sino el mal funcionamiento del Estado, la delincuencia en los barrios, el microtráfico de cualquier droga y la satisfacción de las necesidades de los infinitos gremios en sus infinitas variantes, pero nunca, jamás, debemos estudiar que esas consecuencias son derivaciones del capitalismo, porque entonces, quién pagará nuestros sueldos y nos dará cargos y premios y números de academias, quién nos reconocerá en la sociedad civil nuestras frivolidades, quién soltará las migajas por las cuales nos pelearemos a dentelladas: gritan a coro los políticos, intelectuales, profesionales, artistas, académicos en medio del deslave capitalista.

Lo que está claro es que siempre están las condiciones para que una idea prenda en las grandes mayorías, y sobre todo hoy cuando el capitalismo en su proceso de reacomodo se ve obligado a exponerse como el sistema asesino, ladrón, mentiroso, cobarde y cayapero que es con los más débiles, repitiéndose al infinito. Esta es la verdadera y cruda realidad que parió un 4F.

Escuchar, mirar, filosofar las acciones del 4F y luego su continuidad en estos azarosos años, en donde el directorio nos ha evitado en treinta años la guerra civil, logro único que se pierde de vista, por encima de la misión vivienda, salud, alimentación, educación, y no es un decir, una propaganda. Podemos enumerar: desde el mismo momento en que Chávez gana las elecciones del 6 de diciembre 1998 ya le tenían un golpe de Estado a las 5 de la tarde, y no había transcurrido dos años de la Constituyente cuando ya la burguesía había concretado el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y en adelante podemos señalar un sinfín de batallas tanto militares como propagandísticos, electorales, guarimbas, atentado a los dirigentes del proceso, "sanciones" e intentos de invasión en varias oportunidades, donde han participado varios gobiernos de Europa, Norteamérica, el Caribe y Suramérica. El directorio bajo la dirección del presidente Maduro ha respondido con mucha audacia e inteligencia, han sabido rechazar la guerra y sostenerse en la legalidad de la Constitución.

Cuando se celebra el 4F notamos dos tendencias: una la que pretende estabilizarlo como estatua, hecho inerte, que tuvo su principio y su fin el mismo 4F de 1992, al que se le deben rendir todos los honores propio de lo muerto y vestirlo de pasado, bajar las banderas y esconderlas para siempre por el qué dirán. En ellos se cuentan los que pretenden anquilosar al partido con el cuento de la estabilidad necesaria y las inversiones y el crecimiento económico, y los que desean usar al partido y al Estado como trampolín para sus negocios particulares, que van desde el tráfico de drogas hasta la venta de la patria, como también los que tienen la política como su empresa privada, para ser, comprar y vender funcionarios, ya sean concejales, alcaldes, diputados, gobernadores, ministros o presidentes.

A este pueblo y a este directorio nadie le puede quitar lo bailao, pero hay interrogantes que debemos hacernos. Estamos en medio de una guerra que nos impone un sector del capital; en distintos momentos algunos pueblos que se han enfrentado al imperialismo, han terminado ganándole la guerra, pero la han terminado perdiendo culturalmente, desde el aparato de producción hasta el imaginario, que es la peor manera de perder una guerra. ¿A nosotros como pueblo nos debe ocurrir la misma fatalidad de los otros pueblos? ¿No analizaremos esos sucesos? ¿Debemos conformarnos egoístamente con disfrutar las acciones que nos satisfacen, sin pensar en el futuro, y la trascendencia sustancial del 4F?

Se impone como tarea la idea donde se pueda construir un país y una cultura desde la raíz, ahí existirá algo radicalmente distinto tal y como lo concibió Chávez. De aquí se desprende otra pregunta: ¿Podemos ser chavistas sin estudiar, sin reflexionar, sin practicar lo dicho y hecho por Chávez?

No confundamos las acciones que genera el reacomodo del capitalismo a nivel mundial con una revolución, no digamos que en América Latina por poner un ejemplo conocido. Está ocurriendo una revolución porque aparentemente todos los días los pueblos se sublevan contra lo establecido: no, lo que ocurre es que en su proceso de reacomodo el capitalismo abandona responsabilidades y estas generan situaciones inaguantables para los pueblos, como es el desempleo masivo, los altos costos de los servicios, la comida y otros bienes de primera necesidad, pero cuando el capitalismo resuelve sus problemas se acaban esas sublevaciones con los ya consabidos costos en masacres que sufren los pueblos.

Los únicos sublevados que se han enfrentado al capitalismo y han sobrevivido son aquellos pueblos que han tenido una idea que los guíe. Hablamos de Rusia, Vietnam, China, Cuba, por decir algunos que en algún momento fueron guiados por las ideas comunistas, y Venezuela que se guía por la idea chavista. La interrogante que nos queda por resolver es: ¿Por qué todos esos pueblos se devolvieron al capitalismo? Otro ejemplo en contrario: Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Argentina o Brasil, todo esos pueblos se han sublevado y han ido de presidentes tan miserables como Bolsonaro, Macri, Lenín Moreno o los modosos Fernández, López Obrador, o los traficantes de drogas que someten a Colombia, de fachos a presidentes reformadores, religiosos en nombre del progresismo, de la izquierda y todas esas basuras ideológicas. ¿Cuál ha sido el resultado? Ni uno ni otro gobierna, y vuelta a los pueblos a sublevarse y de nuevo los ojos sacados, los violados, los asesinados, los desaparecidos, y de nuevo vengan las ONG o los burócratas de la ONU o la OEA a cobrar para decir que pobrecitos esos tuertos o esos violados o esos muertos, que se debe regular esa situación, que en vez de 800 tuertos debe reducirse a 300, que los violados en todos sus derechos también deben regularse, que dos masacres por semana deben reducirse a una, que dame más plata para venderte inmigrantes.

Como el ejemplo de Perú es una joya después de 300 presidentes idiotas, aparece uno que no pertenece a esa caterva de choros y simplemente las élites no lo dejan gobernar de puro malandreo, pero como el hombre no tiene ni idea de dónde está parado, cree que de verdad él puede hacerle trampa a la burguesía y esta se va a dejar colar un gobierno por las buenas, porque los pobres ganaron las elecciones.

¿Por qué estos presidentes no son serios y renuncian denunciando con pelos y señales a esta burguesía infértil y parásita, engordada en el crimen y el robo? Porque no son presidentes surgidos al calor de una idea, por la cual están dispuestos a dejarlo todo, y por eso irresponsablemente someten a los pueblos en sus incumplibles promesas a penurias y masacres. Estos señores pescadores en el río revuelto del capitalismo no tienen la capacidad de pensar aunque sea la mitad de una idea, que es lo que necesitamos los pobres para salir del atolladero al que nos ha llevado el capitalismo y su política.

La única vaina sustancial que pare este planeta en este desbarajuste se llama el 4F. ¿Estamos dispuesto a mandarlo al carajo, por cobardía, a la única idea que se ha parido en este siglo? Eso sería cobardía absoluta, porque nadie en este planeta está pariendo una idea, todos están tratando solo de preservar al capitalismo, cagados todos, porque ya todo lo que se oponía al capitalismo fue absorbido por ese sistema, no hay comunismo, socialismo, progresismo, todos son términos en boca de bandidos, de saqueadores y vividores, pero no tiene nada que ver con pueblos ni trascendencia sustancial en sus hechos, son ideologías que no existen en lo físico, nadie puede mostrar físicamente que es comunista o socialista.

Nosotros estamos obligados a tratar de echar las bases del chavismo como filosofía, y si toca quedarse solo, hay que quedarse solo, y que se vayan al carajo todos los intelectuales, que se queden con su maldito humanismo, porque es posible que se esté pariendo en este planeta una idea que sustituya toda la basura que en 15 mil años ha sometido a la especie y la naturaleza en su conjunto, y eso puede estar sucediendo en este país. Y no importa que se les ponga la epidermis de gallina a los llamados intelectuales de cualquier signo, de todas maneras la cobardía es libre y con los únicos que se puede contar para eso es con los pobres, pero no como entidad religiosa de los pobrecitos que recibirán y se les debe entregar el reino de los cielos del comunismo o cualquier otro ismo, porque debemos tener claro que hoy, a nosotros los pobres, nos entregan toda la riqueza y en menos de lo que canta un gallo nos la consumiremos y de inmediato pediremos más.

No, hablamos de quienes no tienen nada que perder y todo por ganar en el acto político, en la generación de una idea, en su experimentación, en su construcción. No contemos para ello y no nos dejemos chantajear por los sabios que cobran salarios para ser intelectuales, artistas, profesionales, académicos, políticos, a menos que tengan la suficiente honestidad para mandar todo al carajo y pensar que tienen un cerebro que les pertenece y pueden ponerlo a disposición de esta idea, desde la honestidad. Desde ese punto se puede trabajar.

Estas conversaciones y esta idea no son para este tiempo, porque somos muertos vivientes, igual que los que deambulan en las películas buscando cerebros frescos para alimentarse sin ningún sentido. No trabajemos para los muertos que no aplaudirán lo por venir; construyamos el futuro, visionémoslo, experimentémoslo. Eso no ha ocurrido en este planeta.

Si no estudiamos el 4F desde la perspectiva de poder crear ideas que nos conviertan en gente, estaremos asesinando la gallina de los huevos de oro y vamos a terminar con un Chávez de estatua, con un Chávez de panfleto, de consigna, de cliché, al no darle continuidad, no experimentar ni crear centros de estudio para potenciar la filosofía chavista.

No puede haber democracia entre el dueño y el esclavo. El 4F es un proyecto y el capitalismo con su democracia burguesa es otro, y así lo entienden la izquierda y la derecha como activadores políticos de la burguesía. Todo el juego de la alternabilidad, la división de poderes, forma parte del proyecto de la burguesía, como las fábricas que explotan y extraen la plusvalía a los trabajadores. Así entienden los dueños que debe funcionar el mundo.

Pero ese no es el proyecto del 4F, y por eso llevamos 30 años con la espada de Damocles de la guerra civil en la cabeza, porque este proyecto no tiene nada que ver con la democracia burguesa, por eso no les gusta a los dueños. Este proyecto busca fundar un país, construirlo desde la raíz, es otro árbol, tiene otras características. Este sector político que negoció con el gobierno que están cohabitando en la Asamblea, los gobernadores, no están dentro del proyecto del 4F sino de la burguesía, así los compremos y estén en nuestras filas. Ahora, ¿qué los hace llegar a ese acuerdo? El principio de "el enemigo de mi enemigo, es mi amigo" la aplicación de ese principio, es muy simple: la política estatal en el mundo la entienden los empresarios como un mal menor, una empresa de mayordomos, porque la política macro, que es la del dominio y control del capital, la llevan los empresarios.

En Venezuela siempre han existido los mayordomos de la política. Cuando aparece el 4F, esa empresa de mayordomos se desbarata, y entonces la burguesía debe producir rápidamente sus propios políticos, y debe hacerlos en su propio seno. Ahí nacen los Capriles, los Leopoldos, las María Machado, que son actores que saben por qué accionan, por qué asesinan, saben por qué están peleando, no necesitan al mayordomo.

El problema es que en esa contradicción está sucediendo un fenómeno: por un lado la descomposición del capitalismo, su proceso de acomodamiento, y por otro lado la destrucción de la empresa política que la misma burguesía ha desbaratado. Cuando eso ocurre, estos mayordomos que venían preparándose para gobernar les toca enfrentarse a esos dueños de la política burguesa que son los empresarios, y es ahí donde viene ese sometimiento por parte de los dueños empresarios a los mayordomos, porque al final son pelabolas que terminan sacando sus cuentas rápido porque no son brutos, saben que con el chavismo les va ir mejor y por eso terminan acordando con el gobierno.

Lo cierto es que independientemente de esa lucha por el control de la política, ellos van a coincidir en lo mismo. Es que su motivación es el sistema burgués, no es otro. El chavismo propone otro proyecto, otra filosofía y otro tipo de gente. Es lo que estamos tratando de plantear: la guerra civil siempre será esa espada de Damocles en nuestra cabeza y nuestra dirección política-militar está preparada para esa contingencia, pero como esa guerra no depende de la oposición sino de sus dueños, todos debemos saber que dependemos de la guerra intercapitalista y su resolución; de acuerdo con los que ganen, nosotros o nuestra dirección asumirá una u otra opción; de ganar la guerra el sector encabezado por rusos y chinos, nosotros tendríamos un respiro corto, pero respiro al fin.

Porque también debemos tener claro que el capitalismo no tiene que ver con nación o patria sino con su dinámica, y su naturaleza es tragarse todo, lo mas rápidamente posible, su hambre es insaciable, y acabando con los recursos chinos y rusos buscará otros territorios pero ya en peores condiciones. En el caso de que se imponga la política de los capitales asentados en Europa, Japón, Estados Unidos, entonces inevitablemente iremos a una guerra civil que nos impondrá la burguesía con mucho odio. A nosotros ellos nos ven como sus esclavos, nunca como sus iguales, así la clase media pase la vida creyendo que no es así.

En cualquiera de los casos de no sostenerse el carácter subversivo y radical del 4F, fundamentalmente en la creación y experimentación de pensamiento, estaremos irremediablemente sometidos a los vaivenes esclavistas del capitalismo.

Uno de los problemas a los que se enfrenta la radicalidad del 4F tiene que ver con el partido, porque una cosa es el MBR200 clandestino y otra muy distinta es un partido de masas, porque los partidos de masas, ya lo alertaba Lenin en los primeros pasos de la Unión Soviética, se minan de todo el basurero oportunista, trepadores, busca cargos, acomodaticios", y entendemos por lo vivido hoy que al abrirse las compuertas del poder político, la gente no lo ve como la opción de crear otra posibilidad de vivir en otra cultura, sino como la oportunidad de satisfacer el hambre, las frustraciones, buscando ostentar la libertad del amo o de los amos, de que se cumpla la ilusión de ser dueños, tener riqueza y poder, sin entender que esa utopía es lo que nos mantiene esclavos.

Una de las tareas macro que hay que trabajar en eso del experimento es poner al filósofo Chávez en la calle, constituir la filosofía chavista, no tenerle miedo, porque cuando dicen filosofía hablamos en griego, en alemán, en chino, no hablamos en venezolano porque creemos que nosotros no podemos pensar. Creemos que cuando nos dicen filosofía chavista, eso es una pendejada. Qué filósofo va a estar siendo Chávez, ese no se bebió a Sócrates ni se tragó a Aristóteles. Es un soldado de los puros montes de Barinas. Pero resulta que Chávez hizo una filosofía práctica que tiene que ser estudiada, sistematizada y llevada a método.

Por primera vez, en voz de gente pueblo, el 4F manifestó la idea de ser un pueblo, radicalmente sembrado en este territorio. Esa idea comporta lo colectivo porque de otra manera es imposible, y eso impone nuevas o distintas estructuras de las ya conocidas en el planeta, porque ser un pueblo colectivo requiere de otra arquitectura, de otro arte, de otra alimentación, de otra siembra, de otro modo de producción. No es cualquier cosa la que nos propone el 4F. Podemos despacharlo con flojera mental y decir comunismo o desarrollo o socialismo o cristianismo, pero ninguna de estas ideologías nos resolverán las incógnitas que nos puede resolver el 4F, y esa es la gran contradicción para todos los venezolanos. Si queremos discutir, debemos hacerlo a partir de los dilemas que nos propone el 4F, porque de otra manera estaremos dando respuestas sabias que solo le sirven al pasado de los acomodados o creyentes ideológicos.

Estamos obligados a amalgamarnos, a experimentarnos, construirnos como pueblo, y eso se hace con una idea. Hoy es el pensamiento lo que debe regir, lo que ha de conducir a un pueblo, y lo que lo ha de conducir es una idea. Si cualquiera, serio, escucha a Chávez en sus discursos, se da cuenta que él no está hablando del hambriento que somos, ni de los sintecho, él está hablando de un mundo por construir. Para constituirse en un territorio hay que hacerlo como un pueblo. Ese pueblo debe autonombrarse. Ese pueblo no puede seguir siendo el imitador que somos. Si definieran a las élites venezolanas, las catalogarían como los perfectos imitadores, los más logrados monos y loros del humanismo.

El problema es que ese es el intelectual, el músico, el político, el profesional, el obrero, el herrero, el carpintero, el campesino, que hacemos eso todos los días del mundo como remedo de nuestras élites. Ahora, Chávez nos hizo una propuesta: intentemos ser un pueblo. Y para intentar ser un pueblo hay que dejar de ser un imitador. Hay que ser auténtico. Porque nosotros podemos pasar muchos años discutiendo bolserías, y resistiendo con mucha resiliencia, pero nos van a derrotar, sea dentro de 10 años, 20 años, 30 años. El capitalismo es más poderoso que cualquiera que se lance contra él usando las mismas fábricas.

¿Cómo podemos ganarle la partida al capitalismo? Creando otro modo de producción. Ahora, eso no es una vara mágica. Necesita recursos, experimentos, discusiones serias y profundas. Quien lo haga va a estar solo, debe entenderlo.

El futuro es una utopía, una estúpida esperanza que nos vendieron para mantenernos sometidos, pero salir de este presente miserable y eterno que nos tiene sometidos en guerra en más de 15 mil años pasa porque hemos concebido el futuro, y eso debe ser pensado en la realidad, no fuera de ella, ni mágicamente.

Debe ser pensado con matas, gente, comida, calzado, vestido, casa, con su arquitectura; así como la burguesía parió su arquitectura, canciones, arte, profesión y sus fábricas, a nosotros nos toca parir nuestro modo de producción, y toda esta idea se la debemos única y exclusivamente al 4F, cuando Chávez aparece en la palestra pública y nos dice "vamos a construir un país", sin andar ofreciendo nada de casa, sino diciendo que para construir un país necesitamos unas leyes, vamos a diseñarlas, dijo, y nos amalgamamos en torno a eso.

Debemos estar convencidos de que esto irá para muchos años, y las preguntas que cada uno debemos hacernos son: ¿Qué disposición tenemos para transcender sustancialmente? ¿Qué haremos, qué estamos dispuesto a ser? No es preguntarse: ¿A quién o qué queremos seguir?, sino ¿qué queremos hacer, dónde queremos vivir, a qué le queremos dedicar las fuerzas y energía? ¿Queremos andar desvestidos, descalzos, sin techos, salvando pobres, o queremos pensar un mundo donde no exista la pobreza? ¿Queremos de verdad crear un mundo?

Está bien, pensémoslo con gente sin hambre, con techo, calzado, vestido. No pensemos en un mundo para vestir a los descalzos y pobres, porque somos un cola infinita de aspirantes muertos queriendo consumir todo lo que el capitalismo nos vende, porque ese modo de producción crea diariamente millones de pobres. Ir hacia el experimento de crear pensamiento es la tarea.

Agradecimientos profundos a ese hermano que nos enseñó a pensar, actuar a discernir entre idea e ideología, por enseñarnos a vivir en contradicción. Gracias Chávez por ese 4F.

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