Vie. 08 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 5:29 pm

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Estatua del General Manuel Piar en San Félix (Foto: Archivo)

Piar: La historia que nos habita y que nosotros también habitamos

La nueva Angostura está de júbilo, un júbilo que trasciende la historia y que viene a convertirse en una suerte de bálsamo a la herida viva que el pueblo guayanés, y también monaguense quizás en menor medida, ha llevado sobre su historia desde el fusilamiento de quien fuera su General en Jefe más querido: Manuel Carlos Piar.

En la Plaza Mayor, hoy Plaza Bolívar de Ciudad Bolívar, el lugar más visitado por propios y extraños es el lugar donde cayó Piar. Al rededor, girando 180 grados sobre nuestros pies, las estructuras físicas que hoy todavía conservan gran parte de la fachada original, nos dan una idea bastante cercana a cómo pudo haber lucido el escenario, el resto lo hicieron los historiadores y algunos cronistas: "Luego del ajusticiamiento de Manuel Piar, un manto de aletargada y silenciosa tristeza cayó sobre Angostura".

En esa misma cuadra, la Casa Prisión de Piar aún conserva el calabozo donde permaneció sus últimos días, la energía que arropa el lugar no es fácil de describir, tampoco el pesar que uno siente al tratar de imaginar y recordar lo que nos han contado de aquel momento.

El 23 de junio de 2021, Diego Sequera, escritor y columnista de esta tribuna, junto a su amigo, también escritor, Gonzalo Ramírez Quintero, conversaron sobre los Significados Esenciales de la Batalla de Carabobo y dedicaron un apartado a la noticia que días antes había anunciado el gobierno del presidente Nicolás Maduro: Piar sería llevado al Panteón Nacional. El tono de esta conversación, la exposición de datos y anécdotas está marcado también por el júbilo de aquel momento, que junto al de hoy, declaración de Piar como Héroe Patrio, es el que sin duda quiero destacar al compartir esta transcripción adaptada de dicha conversación.

Para nuestra memoria, para la memoria de mis nietos, con el gran orgullo que supone ser angostureña, celebro y agradezco estas palabras.

"Guayana es la llave de los llanos, es la fortaleza de Venezuela, Guayana ha sido el centro y refugio de los enemigos, ha sido la fuente que ha derramado la esclavitud en la República. Ella por su posición está en contacto con los países extranjeros y con todo el interior, ella está cubierta y defendida por un muro más fuerte que el bronce; por el Orinoco. Ella, en fin, es el único país de Venezuela que exento de las calamidades de la guerra anterior, nos ofrece recursos para proveernos de lo necesario, el único punto de defensa que podemos elegir, así para establecer nuestros almacenes, como para tener asilo seguro si la suerte nos reduce a último término. La ocupación de Guayana debe ser pues, con preferencia, el objeto de nuestro esfuerzo. Sus ventajas son incalculables, y los males que produciría dejarla a nuestra espalda son conocidas por todo venezolano": General en Jefe Manuel Carlos Piar al General José Antonio Páez. 1916.

En carta del General en Jefe Manuel Carlos Piar al Libertador Simón Bolívar, fechada en 1917, dice:

"Yo espero que siendo mi proyecto, el de Guayana, tan conforme al bien de la patria, de las intenciones y planes de vuestra excelencia (El Libertador Simón Bolívar ) merecerá su aprobación y la colaboración que pido en las fuerzas marítimas.

"Las ventajas que nos ofrece esta provincia son incalculables, los inmensos caudales de los españoles en ella nos proporcionan los medios para adquirir de los extranjeros elementos militares. Su situación nos da asilo seguro, y la moral pura de sus habitantes, no corrompida todavía, nos permite la organización de un ejército fuerte y valeroso, capaz de libertar la República si Vuestra Excelencia viene a Guayana. Todos estos recursos, manejados por su sabia dirección, adquirirán un nuevo mérito y producirán efectos más grandes. Los enemigos internos y externos temblarán. Los pueblos conseguirán la esperanza de ver restablecida la libertad al contemplar nuestra situación militar y todos los negocios tomarán un paso firme y regular".

Creo que es imperativo que traigamos todo el significado de la decisión reciente de traer al General Piar al Panteón en este momento. Creo que, sin duda alguna, el Presidente sabe lo que hace, pero creo que tenemos que hacer aún más énfasis en por qué ese acto, que mucha gente, por cierto, de esa provincia de la octava estrella, del estado Bolívar, de la nueva Guayana, pudieran tomarlo y lo han tomado de hecho como un desagravio a la historia, a su historia en particular y que somete a examen uno de los momentos más difíciles del nacimiento de la Tercera República y que es la base de todo lo que la nacionalidad ofreció después.

Uno podría decirlo de esta manera: "Sin San Félix, no hay Carabobo", porque todo lo que representó la liberación de Guayana, la convirtió en la base fundamental de los esfuerzos para completar la independencia de Venezuela. Recordemos el 11 de abril de 1817. Cuatro años después se consigue la liberación definitiva de Venezuela en Carabobo.

Esto le produce a uno un dolor, porque podríamos llegar a entender la decisión que tomó El Libertador de llevarlo a proceso, es decir, fracturar la unidad de mando en guerra…

Es importantísimo reconocer los méritos indiscutibles que tiene Piar. Un personaje de Acosta García decía: "Si Piar hubiera sido uno de los jefes de división en la Campaña del Centro, la Campaña del Centro no se convierte en ese descalabro que fue". Ese personaje acepta tácitamente que la jefatura le correspondía a Bolívar.

San Félix es una batalla en toda la regla, antes de Carabobo, y como lo ha remarcado siempre el historiador carabobeño Asdrúbal González: "San Félix es una batalla perfectamente planificada". Era el terreno para batir a los españoles donde él quería batirlos, es un descalabro de un tercio de Morillo, no olvidemos que quien comanda a los realistas en San Félix va a ser un derrotado en Carabobo también: De la Torre, un estupendo jefe militar, contrario a lo que dicen algunas apreciaciones realistas.

Pero Piar, como jefe militar, antes de San Félix tiene las batallas de El Juncal y de Maturín. Son muchos lauros los que tiene el General en Jefe. Además, tenía una visión geoestratégica, sabía lo que significaba Guayana, era un magnífico conductor de tropas, adorado por sus soldados.

Hay un militar de la Cuarta República al que le tocó estar en varias unidades de patrullaje por esa zona de las llanuras del estado Bolívar. Él contó que paró en una casa muy modesta en plena sabana y le ofrecen café, estando ahí le preguntaron cómo estaba la situación; por aquellos tiempos era la época de las guerrillas en oriente; él contestó estar pendiente de todo. Le dijeron: "No se preocupe, Capitán, usted acaba de tomar café donde tomó el General Piar, a usted no le va a pasar nada". Ese lugar en la historia empalma tantas cosas que están guardadas en zonas que merecen ser iluminadas.

Existen muchas justificaciones desde una perspectiva de clase, por lo general, sobre la decisión del fusilamiento del General Piar, pero demos un paso antes del fusilamiento. Se habla mucho del defensor de Piar en ese momento: Galindo, quien no era simpatizante de Piar, y se ajusta tanto a derecho que casi gana el caso.

Un libro que sobre este caso trae mucha información, un "libro maldito", el de Bartolomé Tavera Acosta sobre la historia de Guayana, recoge todo el proceso de juicio. La defensa que hizo Galindo es un poema, y él era un mantuano defendiendo a Piar.

Quien lo sirve todos los días hasta las horas previas a su muerte fue Juan José Conde, quien luego comanda un batallón en Carabobo, y no era amigo de Piar. Todo era más complejo de lo que parece. Esa terrible decisión que tomó El Libertador en aquel momento tiene que ver con aquel momento de la guerra: no te puedes saltar la unidad de mando; sin unidad de mando, ¿cómo ganas una guerra?

Alfredo Maneiro decía: "En la guerra unidad de mando, en la paz todo se discute". Ahí hay algo profundamente cierto.

En cómo procesamos el dolor por Piar también tendrá que ver su entrada en el Panteón Nacional, con toda justicia. Si uno lo pone en la balanza, Piar merece estar ahí.

Esa historia nos habita y nosotros habitamos en ella también.

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